28.

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Elizabeth despertó algo confundida, en la oscuridad de una habitación, dentro de unas sábanas verdes y con un brazo abrazándola por la cintura, pegándola a un cuerpo caliente.

Rápidamente las imágenes del día anterior llegaron de golpe a su cabeza, haciéndola sonrojar y avergonzarse ligeramente, entonces volteó, encontrándose con la imagen de Pansy durmiendo, con sus ojos cerrados tranquilamente, su boca entreabierta y su cabello desordenado.

Elizabeth deseó fugazmente que Pansy abriera los ojos, pero pronto apartó ese pensamiento, encontrando hermosa la paz que irradiaba en ese momento.

No supo durante cuánto tiempo estuvo mirándola hasta que el agarre en su cintura se tensó y Pansy arrugó la nariz, entonces abrió perezosamente los ojos, encontrándose con el rostro de Elizabeth frente a ella y sus ojos azules pendientes a sus movimientos.

— ¿Cuanto tiempo llevabas viéndome?—preguntó con la voz ligeramente ronca, evidenciando que acababa de despertar—. Dependiendo de tu respuesta, sabremos qué tan acosadora eres. —bromeó, formando una sonrisa suave en sus labios.

—Solo unos minutos—respondió Elizabeth, sonriendo también—. Me pareció que te veías linda durmiendo, te veías en paz.

—Siempre me veo linda—dijo Pansy, dejando de abrazar la cintura de la rubia para comenzar a estirarse mientras bostezaba—. Y siempre que estoy contigo me siento en paz.

—Eso me hace muy feliz—dijo Elizabeth en voz baja, mientras alzaba la mano para intentar acomodar el cabello de Pansy—. ¿Por qué diablos tu cabello está tan desordenado?—preguntó luego de un rato de intentar acomodarlo sin éxito.

—No sé—se encogió de hombros—. ¿Daphne y Milicent no vinieron anoche?—preguntó mirando alrededor. Elizabeth se sonrojó, había olvidado por completo que Pansy tenía compañeras de habitación.

—Espero que no. —murmuró, mirando las camas que estaban ordenadas, como si nadie hubiera dormido en ellas durante la noche.

—Sí, si no, ¿quién podrá aguantar las burlas de Daphne?

—O las de Rachelle—agregó Elizabeth, entonces frunció el entrecejo—. Las he visto hablando bastante últimamente, de hecho, ayer cuando golpeé a Ron, estaban mirando tras una columna, juntas.

—Cuando Ron golpeó su asquerosa y horrible nariz contra tus lindos y delicados nudillos—corrigió Pansy, tomando la mano de Elizabeth y acariciando suavemente con sus dedos los nudillos de su mano—. Pero sí, han estado bastante juntas últimamente.

— ¿Crees que estén saliendo?—preguntó Elizabeth con curiosidad, sintiendo su piel cosquillear donde Pansy tocaba.

—No sé—respondió—. Pero, ¿importaría?

—No—Elizabeth miró su mano—. No. Confío en que Rachelle tome decisiones correctas, y si decide salir con Daphne...—se encogió de hombros—, espero que salga bien.

—Sí—Pansy asintió y se quedó en silencio unos segundos—. ¿Por qué diablos estamos hablando de nuestras amigas como pareja cuándo podría estar besándote?

Y se acercó a Elizabeth, pero ella volteó el rostro, haciendo que los labios de Pansy terminaran en su mejilla.

—No me he cepillado los dientes—dijo ante la mirada confundida de Pansy—. Y tú tampoco.

—No tengo mal aliento.

—Eso crees tú—canturreó Elizabeth, quitándose la sábana verde de encima y poniéndose de pie—. Vamos.

Pansy gruñó y enterró el rostro en la almohada, solo para después sentir los delicados dedos de Elizabeth tomar su tobillo y jalarla por la cama.

Red || Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora