22.

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Elizabeth había dejado que Pansy le explicara por qué la había rechazado, sabiendo que no lo había hecho por gusto. Los padres de Pansy la había comprometido con Draco para «perseverar» la sangre, cuando Elizabeth se enteró se puso roja de la rabia y, si se pudiera desaparecer en Hogwarts, habría ido a la casa de los Parkinson a compartir unas no muy amables palabras con los padres de Pansy.

—No sé que voy a hacer—dijo la ojiverde con desesperación—. Mis padres no me permitirán volver a casa si no me caso con Draco, cosa que no voy a hacer. ¿A dónde diablos voy a ir?

—Puedes ir a mi casa—ofreció Elizabeth—. Estaría encantada si te quedaras en mi casa, conmigo.

— ¿A tus padres no le importaría?

—Pensé que ya te había dicho que mis padres te aman, Pansy. —Elizabeth sonrió y la abrazó por los hombros.

—Pero...

—Vendrás a mi casa—Elizabeth la interrumpió, hablando con severidad—. Y no acepto un no por respuesta.

—Pero...

—Vendrás, ya está decidido.

Pansy suspiró, pero sonrió.

—Vale—asintió—. Ya que estás tan mandona, ¿algo más que desees?

— ¿Un beso tuyo es una opción?

Pansy volteó a ver a Elizabeth y le mostró su mejor sonrisa.

—Siempre será una opción, Lizzy.

★★★

Elizabeth casi daba saltos mientras caminaba por los pasillos, sintiéndose inmensamente feliz. Pansy y ella habían arreglado todo entre ellas, y podría decirse que estaban juntas, sin el compromiso que venía con ser novias, pero sí con la responsabilidad afectiva que venía con ser un «algo».

—Te ves feliz—comentó Rachelle cuando se encontraron—. ¿Acaso Pansy te metió la lengua hasta la...?

— ¡Rachelle!—exclamó la rubia, ligeramente sonrojada—. Ese no es tu asunto.

—O sea que si te metió la lengua hasta la garganta.

Elizabeth se cruzó de brazos, mientras que Rachelle la miraba con diversión.

—Espero que tu noviecita no te vuelva a decir que besas terrible—dijo—. No soportaría tener que besarte, de nuevo.

Elizabeth alzó ambas cejas.

—Sí, créeme que para mí no fue un placer besarte—la rubia se echó el cabello hacia atrás—. La boca te apesta a cloaca.

— ¡Elizabeth!—exclamó Rachelle, mirándola ofendida—. ¿Cómo te atreves a decirme eso?

—Cepíllate los dientes entonces—dijo con simpleza—. Venga, que tenemos Pociones, y si llegamos tarde...

—Snape nos envenena. Sí, mueve el trasero, quiero vivir un poco más.

Ambas comenzaron a caminar con rapidez por los pasillos, queriendo llegar rápido a las mazmorras.

★★★

Esa clase con Snape era particularmente aburrida, no es como si Elizabeth se divirtiera en sus clases, pero al menos tenía a su caldero con líquido hirviente frente a ella, recordándole que, si se dormía, fácil se quedaba sin cejas.

La clase de ese día era de los alumnos leyendo sus ensayos mientras Snape disfrutaba de corregirlos y humillarlos delante de todos. Elizabeth ya había pasado y consideraba que lo había hecho bien, al menos Snape no le había dicho «niña estúpida, ¿te dejaron caer de pequeña?» como había hecho con una de sus compañeras, que casi se echa a llorar delante de todos.

Red || Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora