13.

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Pansy no era de las que se guardaban sus sentimientos para sí misma, y no iba a comenzar en ese momento, menos mientras la suave voz de Elizabeth cantaba, y mientras su olor y la oscuridad la envolvían casi por completo.

Si no había guardado ni ocultado sus sentimientos cuando le había gustado Draco, ¿por qué lo iba a hacer con Elizabeth?, aunque tenía un sentimiento de pánico que antes no había experimentado, era un miedo al rechazo.

Pansy se quedó en silencio hasta al menos la mitad del camino, cuando iban por una carretera.

—Para el coche.

Elizabeth dejó de cantar y de golpear sus dedos contra el volante, bastante confundida por el pedido de la otra, ¿parar el coche?, ¿para qué?

—Hazlo. —insistió Pansy, Elizabeth suspiró y orilló el coche.

—Vale—Elizabeth miró a Pansy—. ¿Qué pasa?

La Slytherin miró con detenimiento el rostro de Elizabeth, que estaba volteado hacia ella. Miró sus ojos azules que brillaban tanto que podrían ser las estrellas de la noche; su entrecejo ligeramente fruncido; sus labios bien rellenos, aquellos labios que Pansy estaba deseando besar.

—Esto.

Pansy se acercó y unió sus labios con los de la Hufflepuff, quién, por reflejo se alejó, haciendo sentir a la otra rechazada.

—Yo... perdón, yo no...—pero Pansy no terminó de hablar, Elizabeth la había tomado por el cuello y había juntado sus labios.

Era diferente a cualquier beso que Pansy hubiera dado antes. Se sentía como en una de esas ridículas novelas románticas que Daphne siempre leía. Sentía el cosquilleo en su estómago; sentía como sus manos temblaban; y una sensación de calor en todo el cuerpo.

Elizabeth suspiró en medio del beso, era demasiado bueno para ser real, pero se sentía real, la presión de los labios de Pansy sobre los suyos, la humedad y el suave sabor a dulce.

Pansy se separó unos segundos, Elizabeth la miró mientras respiraba agitadamente.

— ¿Eso pasaba?—preguntó la Hufflepuff, entonces dejó de inclinarse hacia Pansy, para recostar su espalda en el asiento—. Puedo parar el coche más veces si quieres. —intentó bromear, pero entró en pánico cuando Pansy se quedó en silencio.

Elizabeth abrió la boca para hablar, pero la Slytherin se inclinó hacia ella, colocó una mano en su mejilla y presionó sus labios sobre los de ella.

La Hufflepuff sentía una familiaridad extraña en el beso, quizás por el beso que habían compartido en aquel armario, sentía el mismo fuego ardiente subiendo y bajando por su columna vertebral.

Pansy se subió sobre su regazo y colocó sus manos en el cuello de Elizabeth, acercándola aún más, si es que era posible. Elizabeth abrazó a la otra, con sus manos apretando fuerte su espalda, temiendo que, si la soltaba, se desvanecería y todo sería un sueño.

Elizabeth sintió la lengua de Pansy en su labio inferior, y sin dudar abrió la boca, la lengua de la Slytherin se coló en su boca y se deshizo de cualquier rastro de cordura o buen juicio que tuviera.

La Hufflepuff echó la cabeza hacia atrás, para poder respirar, Pansy aprovechó el movimiento y comenzó a repartir besos en su cuello, también mordió y succionó, haciendo suspirar a Elizabeth.

Ambas estuvieron bastante concentradas en lo suyo, Pansy en besar todo el cuello de Elizabeth, y Elizabeth, estaba muy ocupada apretando la espalda de Pansy con sus manos, al menos así fue, hasta que un golpe en la ventana las sobresaltó.

Red || Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora