Red || Pansy Parkinson

21.

Elizabeth había estado saliendo con Ron bastante seguido, y aunque Harry bromeara seguido diciendo que harían buena pareja, Elizabeth no pensaba lo mismo.

Ron era increíble, dulce y torpe.

Elizabeth estaba segura de que si no estuviera tan enamorada de Pansy, podría haber llegado a desarrollar algún sentimiento hacia el pelirrojo, pero cada vez que veía sus ojos azules brillar por ella, deseaba que fueran los ojos verdes de Pansy.

Pansy se había esforzado en hacer cosas lindas por ella, siempre estando cerca para abrirle cualquier puerta que necesitara, como la de cualquier aula o la del Gran Comedor.

—Adelante, Lizzy—dijo una tarde, mientras le abría una de las grandes puertas del Gran Comedor, y le sonreía ampliamente—. Ten un lindo día. —le deseó una vez entró.

—Tú, también, Pansy. —Elizabeth le sonrió antes de encaminarse hacia la mesa de Hufflepuff, sin notar como Pansy le cerró la puerta en la cara a Ron.

— ¡Maldita serpiente!—exclamó el pelirrojo sosteniendo su nariz. Pansy lo miró por sobre su hombro y le dirigió una sonrisa triunfal antes de dirigirse a la mesa de Slytherin.

Pansy era cada vez más atenta y dulce con Elizabeth, todos los días la saludaba, le deseaba un buen día y le daba la mejor de sus sonrisas, y la Hufflepuff recibía dulces misteriosos que sospechaba tenían que ver con Pansy, especialmente por la pequeña nota con la que siempre venían, que solo tenía una «P» y una serpiente.

Pero, tal como Pansy era más atenta y dulce, Ron también. Todos los días besaba la mano de Elizabeth cuando se saludaban y la acompañaba a todos lados, se ofrecía a cargar sus cosas y le daba de sus dulces (éstos sí comprados legalmente y no robados al profesor Snape).

Elizabeth suspiraba cada vez que pensaba en Pansy y en sus profundos ojos verdes, pero no sabía exactamente cómo acercarse a ella y decirle que quería que le explicara por qué todo se había ido al diablo. ¿Por qué era tan complicado hacer algo tan simple?

—Por Merlín—Rachelle bufó—. Ve a por Pansy y bésala, me tienes harta con tus suspiros y como susurras entre sueños: «Oh, Pansy, que guapa eres, ¿podrías usar esa lengua para...?»—Elizabeth la golpeó en el hombro y Rachelle se calló.

—Yo no digo eso. —dijo, con el rostro totalmente rojo.

—Lo haces—Rachelle afirmó—. Pero podemos fingir que no.

Elizabeth desvió la mirada, sintiendo su rostro caliente.

Pansy la miraba desde la distancia, sintiéndose curiosa sobre por qué se había sonrojado, y pensando que Elizabeth se veía tierna con el rostro rojo y con esa mirada avergonzada en sus ojos.

—Y pensar que antes era ella la que te acosaba. —comentó Draco en tono burlón.

— ¿Cómo?—Pansy volteó a verlo—. ¿A qué te refieres con eso?

Draco sintió que se ponía pálido, había dicho algo que no debía.

—Oh, no es nada, me... err... confundí.

Pansy lo miró con sospecha, pero prefirió ignorar lo sucedido y volvió a mirar a Elizabeth, sonriendo como tonta por el simple hecho de ver su rostro.

Elizabeth era perfecta, y Pansy se preguntaba cómo había tardado tanto tiempo en darse cuenta.

★★★

Elizabeth había sido invitada a una fiesta en la sala común de Gryffindor y, para su molestia, tenían la regla de que no admitían serpientes. Elizabeth lo encontró muy estúpido e injusto, ya que en las fiestas que se celebraban en la sala común de Slytherin, los leones podían entrar si querían.