Club

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Markus:

El móvil sonó y lo saqué del bolsillo de mi pantalón.

- Eh tío, ¿Cómo vas?- la voz de Jorge suena en el teléfono.

- Bien, ya mismo estoy allí.

- Vale bro, es que normalmente siempre llegas antes, ¿Estás con alguien?

- Ya no.

- Uy bro, ¿Con quién?

- Con la tía más rara que he conocido en mi vida- dije sinceramente.

- No te ralles, ahora nos tiramos a unas cuantas zorras del club ya verás.

- No lo dudo- respondí.

Jorge se rió y me avisó que me esperaba en su casa hasta que llegase.

En menos de 20 minutos me encontraba en su coche dirigiéndonos al club. Al parecer había invitado a dos amigos más y algunas chicas a las que él llamaba amigas, probablemente ya me las había tirado a todas. Todo mi interés por las tías se esfumaba de mí cuando me las tiraba, no es que quisiera pero simplemente era así.

Hasta la sala VIP estaba llena de gente aquí. Conforme los amigos de Jorge iban llegando, se empezaron a sentar alrededor de la mesa que habíamos pillado. Hablaron de tías y de chistes malos y yo me mantuve callado casi todo el tiempo sólo hablando cuando iban a pedir otra copa para mantenerme despierto. La situación me estaba aburriendo demasiado pero entonces 3 chicas con poca ropa entraron entre risas a la sala, Jorge y sus amigos se levantaron a saludarlas y yo me quedé sentado con los brazos abiertos sobre el sillón pegando un sorbo lento a mi copa mientras observaba a una chica nueva que había entre ellas. Era cómo un paquete sin estrenar y yo lo iba a hacer. Tenía claro que no hacía ni dos horas que había tenido sexo pero el cuerpo me pedía más.

Después de maniobrar para que aquella chica se sentara a mi lado, conseguí ponerme a su lado. No era la chica más guapa que había visto, su pelo oscuro caía sobre su pecho voluminoso, su vestido se ceñía a su cuerpo pero sus caderas no eran marcadas. Fuera como fuese, todos los cuerpos valían para un polvo. La pillé mirándome con unos ojos grandes azabache y comprendí que era mi momento de atacar.

— Hola.— la saludé examinando su cuerpo.

Me devolvió el saludo con un gesto tímido y continué hablando al ver que no apartaba la mirada.

— ¿Eres nueva en el grupo?— acerqué el vaso con la bebida a mis labios.

— Sí... Me ha traído Stasy.— se acomodó el pelo con una sonrisa cerrada en el rostro.

¿Stasy? ¿Cuál de las otras dos era Stasy?

Derramé un poco de mi bebida sobre sus pechos intencionadamente.

Se estremeció y de sus labios escapó un jadeo de sorpresa.

— ¡Oh, déjame que te limpie!— insté.

<<Debería ser actor>>

Me acerqué a sus pechos y los lamí captando la atención del resto de las chicas. Noté como eso la puso nerviosa y vi que sus mejillas cogían color.
Me acerqué más a ella y la miré a los ojos mientras mi mano acariciaba sus piernas, subía lentamente hasta levantar un poco más su vestido e investigaba sus bragas mojada.

— Lo deseas—. No lo pregunté— Esto solo ha sido el tráiler, vamos al baño y te enseño la película.

<<Te estás luciendo>>

Por primera vez me divertía en toda la noche. Conseguí una risita por su parte y se levantó encaminándose al baño.
El sexo lo era todo para mí, no conocía nada más allá de eso ni tenía intención de hacerlo. Me hacía dejar la mente en blanco y disfrutar, ¿No era eso lo que todos querían? Ignorando mi subconsciente, tomé un trago vaciando el vaso por completo y me dirigí al baño donde la chica me esperaba. Cogí el cuello de la chica hasta dejarla colgando de la pared. Sus manos se agarraron a mí con fuerza y coloqué sus piernas al rededor de mi cintura, sentí como su respiración se volvía agitada y volví a recordar los gemidos de aquella chica... Raquel.

HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora