Prólogo

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¿Por qué fuiste mi luz, ah? ¿Por qué iluminaste mi vida para después volverla aún mas oscura?

Pero no, él nunca respondió mis preguntas, sin embargo yo tuve que responder varias interrogantes.

—¡Daniel, basta!— hablo con tono fuerte mientras hojeo el expediente del caso.

—Pero...

—No. Estoy ocupada.

El pequeño trigueño, de ojos verdes y mirada traviesa camina hasta estar frente a mi.

—Mamá...— susurra— Quiero saberlo todo.

—No hay nada que saber.

—Mamá— presiona el chico de seis años como un adulto.

—¿Quieres saber?— asiente— Ven, voy a contarte todo.

Suspiro, cierro los ojos y abro viejas heridas que pretendía olvidar aunque todavía no hubieran cerrado.

Pero para ello, primero debo contarte que pasó antes de que existiera Daniel.

Debo recordar lo duro que fue enamorarme de su padre.

¿Por qué fuiste mi luz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora