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¿Por qué las mujeres no me dejan en paz?

Mateo.

Escribo tranquilamente en ese cuaderno de tapa dura que compré hace algunos días en el supermercado.

La sonrisa de Meredith ese día al comprar su primer lápiz labial está  aún en mi mente, al igual que la de Thalia al "llevarla al mundo de la belleza" según había dicho.

Eso me hace recordar el primer día que conocí a la del cabello plateado, en ese entonces era rubia, casi de cabello blanco... y su personalidad era, casi tan fuerte y cautivadora como ahora.

Mi pregunta es: ¿por qué personas tan distintas como nosotros tuvimos la suerte de coincidir en el mismo lugar?

Según Thalia, a mi vida le faltaba un poco de caos y a la de ella ese aburrido orden que yo poseía.

Abren mi puerta con entusiasmo— ¡Steve!— canturrea Thalia.

—Mierda, no me llames así.

—¡Lou, tu hijo no quiere que le diga STEVE!— grita, mirando por encima de su hombro.

Segundos más tarde, la rubia alta aparece.

Ambas entran sin permiso y toman asiento en la cama obligándome a soltar el libro de mala manera.

—¿Por que odias tu segundo nombre?— replica mamá mirándome.

—Es horrible— le confieso haciendo una mueca.

—¡Tonterías!— se mete la chica— Mateo Steve Taylor... se oye caliente— esboza una sonrisa.

Mi madre ríe, en cambio volteo mis ojos.

—Apoyo a Thalia— dice ella.

—¡Ahh! ¿Por qué siempre se ponen de acuerdo para fastidiar?— reclamo.

—Oh, espera— mamá detiene mis reclamos— ¡Meredith, estamos molestando a Steve!— grita riendo.

—Ah claro. Falta la tercera bruja— ruedo nuevamente mis ojos.

—¡Aquí estoy, aquí estoy!— llega corriendo hacia nosotros y toma asiento al lado de lo las otras dos— Así que... ¿que pasa Steve?

—Por Dios, son insufribles— protesto dejando caer mi cabeza en el escritorio.

(...)

"Cuando sepas, realmente, quien es ella, no vas a poder irte de su lado".

Las palabras del director se habían quedado en mi mente.

Ahora, me encuentro en el lugar acordado esperando a la chica de puntas violetas.

Horas atrás, cuando le conté que volvía a ser su tutor, no me fijé mucho en su estado, sin embargo ahora que me ponía a pensarlo, no estaba muy bien.

Su respiración era agitada y sus ojos miraban hacia todos lados como si estuviera tan desorientada que no supiera que había pasado cuando la tomé por el brazo, y sumándole a eso que tuvo que cerrar sus ojos para poder enfocarme podía jurar que estaba mal pero bueno con Livana Lodge nunca se sabe.

Vuelvo mi vista hacia el gran libro de Harry Potter que tengo en las manos.

—Al final el chico guapo muere entre terrible sufrimiento, todo por culpa del idiota de Harry.

¿Por qué fuiste mi luz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora