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Livana.

Llamada entrante... Jayden.

—Que bueno es ver que se acuerdan de ti— dice en cuánto descuelgo.

—Perdón.

—¿Por qué demonios no me llamas? ¿Acaso ya no soy tu crush?

Ruedo mis ojos.

—Nunca fuiste mi crush. Como sea, he estado teniendo algunos problemas.

—Vaaale. Me contarás esos problemas y además te regalaré un problema más, lo siento.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien?

—Que si, pesada. Te veo en diez minutos.

Una hora después:

—¡LIVANITA!— grita en cuánto entra por la puerta— Oh, niño bonito, hola— dice mirando a Mateo a mi lado.

—¿Qué tal?— dice el trigueño dándole la mano.

—Ahí. Otros sí que están bien, robándole las amigas a los demás chicos— suelta Jayden seriamente.

—No empieces— le digo.

—Sólo bromeaba.

—Y yo ya me iba— dice el trigueño— Pasenla bien— le sonrío, me da un pequeño beso y luego se despide de Jayden.

—¿¡Por qué le armas esos shows!? ¿No piensas madurar nunca o qué?

—¿Y tú? Parece que estás muy feliz porque ya ni me llamas.

Suspiro y lo invito a sentarse.

—Mateo ha tenido algunos problemas estos días y he estado un poco ocupada con los míos.

—Deja las excusas. Todos hemos tenido días malos y aún así siempre llamamos para ver cómo estás.

—Joder Jayden, no me regañes como si fueras el padre preocupado que no tengo— bajo la mirada— He estado yendo al psicólogo.

—¡Por fin! Déjame adivinar ¿te convenció el niño bonito por eso de que "el amor lo puede todo"?

Niego y lo miro a los ojos.

—Volvió a... pasar eso— vuelvo a negar porque el psicólogo me dijo que debía hablar con claridad sobre "lo que pasó"— Ian volvió a tocarme. Y tuve un ataque de pánico frente a Mateo.

—¿Pero... tú estás bien?

Asiento y veo los puños de Jayden juntarse.

—Voy a matarlo, lo sabes.

—No Jay, por favor, viniste a verme porque tenías problemas, ¿dime que pasa?

—¡Que no, Livana! Ese idiota no puede ir por la vida haciendo lo que se le venga en gana sin aprender nada. No.

—Jayden, por favor.

Ya no me da miedo Ian. Estoy segura que ya puedo enfrentarme a él.

Lo que me da miedo es que Jayden haga alguna locura y terminé perdiendo el control, como Mateo, y acaben en problemas por mi culpa.

No, no, y no. Nadie va a tener problemas por defenderme a mi.

—Por favor, basta. Dime, ¿a que venías?

—No voy a olvidar que ese idiota te tocó— dice seriamente—, pero a lo que venía, Owen no está bien y yo no tengo idea de que decirle para hacerlo sentir mejor.

—¿Qué tiene? ¿Está enfermo?— él niega pero no me explica nada— ¿Qué pasa Jayden? Me asustas.

—Se enamoró. Y le rompieron el corazón. Y cuándo intento distraerlo sólo me dice que me vaya que él es fuerte y puede con todo, que cuándo esté bien volverá a ser el mismo y ni siquiera nos acordaremos de esto pero que por ahora quiere estar solo.

¿Por qué fuiste mi luz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora