Mateo.
—Matt, vengo a disculparme por la cena del otro día y a despedirme. Me voy a España por una beca— dice Flavia entrando a mi cuarto.
—Joder, que bueno. ¿Cuándo te vas?
—Quiero irme la semana que viene para adaptarme al horario y conocer la ciudad.
—Me parece perfecto, ¿mandarás fotos, verdad?— asiente.
—Claro, cariño.
Mi celular suena con una llamada de Livana, cuándo termino de hablar con ella me quedo mirando el infinito.
—Livana es tan hermosa.
—No tanto.
No quería discutir con ella, quería que se fuera en paz y seguir siendo los amigos que éramos pero debía pararle los pies con mi novia de una vez por todas.
—Ella es hermosa, y tú también. A ella la amo, a ti te quiero. Ella es mi novia y tú mi mejor amiga, no tienes siempre que estar comparándote con ella o intentando atacarla para que deje de quererla. Las adoro a las dos por igual, y siempre tendrás un lugar muy especial en mi corazón, ¿entiendes?
Ella asiente.
—Sólo... no dejes de ser mi mejor amigo, sé que a veces soy un poco difícil de tratar y enojona pero no quiero quedarme sola, sin ti. Te quiero Matt.
—También yo, Flavi.
(...)
—¿Vamos de compras o qué?— dice mi hermana en medio de la sala con una trenza a medio hacer.
—Mer, estoy cansada. Llevar un bebé dentro de la panza es cansado, ¿lo entiendes?
—Mejor déjalo para otro día, pequeña— dice mi padre.
—No, no, no. No puede ser otro día, ¿por qué no me entienden ustedes?
—Meredith, lo siento, no puedo llevarte— se disculpa mamá
—Maldic-
—¡Yo te llevo!— digo antes de que suelte algo indebido y mis padres la castiguen— Pasamos a buscar a Thalia, ¿vale?— asiente.
—¡Eres el mejor hermano del mundo!— y entra saltando a su habitación para terminar de peinarse.
Yo: Estoy en tu casa en veinte minutos, la enana quiere ir al centro comercial.
Thalia: ¿Veinte minutos? Joder Mateo, no me dejas arreglarme bien :(
Vale, los espero.—¡Listo, vamos!— grita eufórica mientras nos despedimos de nuestros padres.
—Meredith— digo en cuanto salimos— ¿Qué tienes que contarme?
—¿Yo? Nada— dice mientras se toca el cabello.
—Mer, te conozco.
Ella resopla.
—¿Por qué asumes que hay algo que contarte?
—Te arreglaste, quieres salir de la casa en vez de ver tus dramas coreanos, y para colmo por poco dices "maldición" frente a nuestros padres. Esos comportamientos no son para nada normales en ti.
—Cómo odio que seas así— dice achinando sus ojos— Quedé con alguien— dice rápidamente.
—¿Qué?
—Que quedé con alguien— vuelve a repetir bajito.
—Si hablas así no puedo escucharte.
—¡Que tengo una cita, maldito lento!— grita en medio de la calle y exploto en carcajadas.
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¿Por qué fuiste mi luz?
Ficção Adolescente«Y lo amaba porque incluso en mi oscuridad, podía sentir la luz de su sonrisa»