La esperanza

Aprobado

 -¿De verdad, Bill?- preguntó Sophie por décima vez desde su cuarto la noche siguiente mientras miraba su imagen en el espejo, el vestido verde esmeralda llevaba la frente un escote en forma de corazón con tirantes que lo sujetaban a los hombros, desde los tirantes hasta el falso cinturón que estaban bordados con finas cuentas de vidrio, el bordado seguía el trazo del diseño para unirse en la base de la columna de la chica, la falda caía suelta hasta los tobillos, la espalda estaba totalmente al descubierto.-

-Si Sophia- respondió él sentado en el sillón de la sala- Si no vienes tú voy yo.- ella suspiró preparándose mentalmente para lo que se venía, descalza dirigió sus pasos a la sala de su pequeño departamento. Bill la miró con un marcado gesto de asombro en la cara, muy despacio se puso de pie para acortar la distancia que los separaba, la muchacha podía sentir la boca seca, el hombre caminó girando alrededor de ella barriéndola con la mirada – creo que debo tener una charla de hermano mayor con Charlie.

-¿Ah si?- preguntó ella mirando sobre su hombro a Bill, quien se había quedado de pie tras ella, él se acercó un paso antes de colocar ambas manos en las caderas de ella- si es urgente de seguro esta cruzando la puerta del frente.-

-Puede esperar- afirmó él inclinándose sobre ella para empezar a besar su espalda- además creo que también tu podrías aleccionar a tus amigas sobre los beneficios de este vestido.

-¿Cuáles son?- preguntó ella con la respiración entrecortada, intentando por todos los medios no perder la cordura, la mano de Bill se deslizó por su espalda desnuda hasta la curvatura de su trasero, donde se encontraba el corto cierre de la falda, el hombre la deslizo y la prenda dejó de ajustarse a las caderas de la chica, Bill enderezó la espalda mientras sus manos volvían a recorrer la espalda de Sophie hasta llegar a los hombros donde enganchó los pulgares en los tirantes.

-Tiene muchos- respondió él susurrando en el oído de la chica- el color, aunque me pese, hace que tu piel se vea con un brillo particularmente hermoso, hace que tus ojos se vean aun más verdes y además- deslizó los breteles por los brazos de Sophie haciendo que el vestido cayera pesado al piso- en el piso se ve increíble- concluyó volteándola entre sus brazos para capturar sus labios, ella suspiró y enredó las piernas alrededor de las caderas de Bill. Él bajo con una lluvia de besos por su mentón hasta llegar a la clavícula de la joven, ella gimió al sentir las manos expertas de Bill en sus pechos-Te deseo, Sophia.-

-Yo También- estas fueron las palabras que él necesitaba oír, sin dudar un segundo más la tomó en brazos para dirigirse con ella hasta su cuarto.-

-Lo siento, amor, pero necesito estar dentro de ti- dijo antes de romper la ropa interior de ella y penetrarla, Sophie gimió ante la invasión y ajustó las piernas alrededor de él dejándose llevar, Bill empezó a embestirla ininterrumpidamente mientras ahogaba los gemidos de Sophie, besándola, ella apretó las sábanas antes de llevar ambas manos a los hombros del hombre y clavar las uñas en ellos, la joven elevó las caderas dejándose llevar por un orgasmo que hizo que sus piernas temblaran, él volvió a embestirla un par de veces más antes de derramarse dentro de ella – Que bueno que se me ocurrió poner el mufliatto mientras te cambiabas, de no ser así tus vecinos sabrían lo que hicimos aquí.-

-Yo ni siquiera pensé en eso- confesó Sophie todavía enredada al cuerpo de Bill- Por todo esto, supongo que apruebas el vestido.-

-Admito que te ves hermosa con ese vestido- confirmó él acomodándose al lado de ella- pero también admito que no me gustará ver como otros hombres te mirarán con el puesto.-

-Que suerte que vamos a estar juntos entonces.

-Si- confirmó Bill mirándola antes de sonreír- que suerte.-