La esperanza

Mi vida contigo

 -¿Guardaste el secreto a Harry?- preguntó Sophie varias horas después mientras bailaban en la recepción.-

-En realidad le guardé el secreto a Draco y a tus otros cuatro hermanos, entre los que se encuentra mi hermana, que si lo analizas, es bastante raro- admitió Bill agachando la cabeza para robarle un beso.-

-¿A mis hermanos?- preguntó Sophie asimilando la respuesta.-

-Draco dijo que sabía que querías que tus padres estuvieran aquí, convencieron a Harry para que pidiera la piedra a Kingsley.-

-Fue una linda sorpresa-admitió – me gustó volverlos a oír.-

-Me alegra oírlo, mi amor- dijo él besándola- ¿Estás lista para irnos?

-Muy lista- dijo Sophie con voz soñadora. Bill volvió a besarla antes de tomar su mano para abandonar la pista de baile.

-Debes arrojar el ramo, Sophie- dijo una voz tras ella, la joven volteó y vio a Luna sonriendo- el mío te sirvió- dijo la rubia con un guiño cómplice.-

-Es cierto- admitió la chica- pónganse todas juntas y veremos quien sigue- las mujeres solteras de la fiesta se acomodaron en un grupo entre las que se encontraban las Granger, Ginny, las compañeras de Sophie de Hogwarts y algunas de la academia, así como unas primas de Bill- Un momento- dijo Sophie barriendo con la mirada a las chicas- ¿Dónde esta Daphne?- la aludida rió antes de abandonar las piernas de su novio para unirse a las otras mujeres.-

-No seas cruel, Sophia- pidió la castaña todavía riendo- no me lo espantes.-

-No puedo hacer promesas- dijo ella poniéndose de espaldas a las mujeres, la joven tomó el ramo con ambas manos, amago un lanzamiento mientras reía, amago un segundo lanzamiento y sin más lo lanzo, Bill, quien estaba parado unos centímetros más allá la abrazó antes de que pudiera girarse a ver. En menos de lo que pudo sentir Hermione se acercó a ellos con el ramo en la mano, tras ella el resto de sus amigos corrieron a abrazarlos.-

-Agradezco tanto a Merlín el haber permitido que te conociera mejor- dijo Sophie al abrazar a Draco cuando le llegó el turno.-

-Te quiero mucho, Lobita- admitió el rubio- ve a ser feliz.- dicho esto Bill tomó la mano de Sophie y la llevó afuera, activó un traslador.-

-¿Dónde estamos?- preguntó Sophia al no reconocer el paisaje.-

-En Maui- informó Bill ganándose una mirada de sorpresa de su esposa- alquilé una casa de playa por dos semanas.- Bill la cargo en brazos antes de caminar a una encantadora casita, la luna de miel dio inicio esa tarde en Hawai

Veinte meses después...

Sophie se paseaba por la sala del Refugio absolutamente hastiada de no hacer nada, dos días antes había empezado su licencia en San Mungo por maternidad, no estaba acostumbrada a estar sin algo que hacer y el estar sola en la casa tampoco ayudaba. La joven metamorfomaga se puso de pié y caminó hasta la ventana que daba hacia los acantilados, los casi dos años de matrimonio habían sido increíbles, estar casada con Bill había sido todo lo que soñó, no iba a negar que a veces había discusiones, pero no tardaban en reconciliarse, en una de esas reconciliaciones, habían olvidado el hechizo anticonceptivo. Sophie sonrió acariciándose el vientre, los embarazos de hombres lobo eran más acelerados que los embarazos comunes, lo que hacía que ella estuviera cursando el séptimo mes en casa esperando la hora en la que el pequeño Weasley decidiera llegar a este mundo. Se las había arreglado para trabajar hasta el último segundo, guardando la información de que Bill era un semi hombre lobo, hasta que Owen se enteró y la obligó a tomar la licencia. Sophie suspiró frotándose la espalda, el dolor había empezado temprano por la mañana pero decidió no decir nada, sabía que ese era solo el inicio y no quería preocupar a Bill, a esa hora, a mitad de la mañana ya no se sentía tan segura de que fuera a tardar demasiado, aún así prefería estar haciendo algo mientras esperaba que las contracciones aumentaran o la fuente se rompiera.-