Maldiciones y rosas

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 Sophie volvió a clases el lunes por la mañana dejando en manos de su elfina los pormenores de su regreso al departamento por la noche, lo primero que le encargó a la criatura fue que desechara el contenido del refrigerador, después de un mes eso de seguro era un ecosistema bien definido, Draco sonrio ante las especificaciones de Sophie a las que la elfina escuchó con devoción, luego de eso ambos tomaron la red flu y la elfina desapareció rumbo al departamento. Sophie y Theo se encontraron en la entrada de la academia e ingresaron juntos, ese día tenían una presentación y se habían preparado mucho para ella, los hechizos sanadores sin varita eran muy necesarios a la hora de la verdad en las salas del hospital. Los temas se habían repartido de manera democrática a través de un sorteo, a ella le había tocado la maldición del fuego infernal, una variante del fuego maldito que podía ser lanzado hacia una persona provocándole la sensación de quemarse por dentro poco a poco, la agonía iba provocando el colapso paulatino de los órganos y la posterior muerte del paciente, sumido en una ola de dolor inexplicable. Esta maldición había sido utilizada en varias oportunidades por el mismísimo Voldemort sobre los familiares más queridos de sus propios seguidores, el mortífago caído en desgracia podía ver morir a su ser querido sin poder ayudarlo como castigo por su error, por suerte los sanadores descubrieron el tratamiento para retirar la maldición, esta era lenta y trabajosa pero efectiva y para ello era necesario manejar con propiedad la técnica de los hechizos no verbales y la magia sin varita, Sophie se sentía confiada, si bien nunca había conocido a nadie que padeciera esta maldición en particular, ella había investigado y leído todo lo que estuvo a su alcance y creía que pasaría por la presentación sin problemas.-

-Bueno- empezó la sanadora que dictaba la clase después de saludar- para las presentaciones que tenemos hoy, como varios de los temas son maldiciones, hemos pedido el acompañamiento de la nueva eminencia que nos acompañará en lo que resta del curso- la profesora abrió la puerta y dejó pasar al sanador Murphy, quien se movió por el aula con su acostumbrada soltura.-

-Al parecer tu sanador tiene demasiado tiempo disponible- comentó Theo acomodándose en su asiento- es eso o tiene intereses ocultos en esta academia.-

-No es mi sanador- se quejó Sophie bajando la mirada, aunque algo le decía que él ya la había encontrado.- no vuelvas a decirlo o podría prestarse a confusiones.-

-¿De verdad no vas a decirme como lo conociste?

-Creo que jamás me creerías- argumento la chica con un murmullo-

-Pruébame – desafío Theo levantando la vista para descubrir como el sanador miraba sin discreción a su hermanita.-

-No aquí- aceptó Sophie- de ninguna manera te lo diré aquí ¿Esta viendo verdad?

-Sip- respondió él.-

-Sanador Murphy- la voz melosa de la profesora retumbó en el salón de clases- no se si alguien le informó que en este aula de clases cuenta con dos héroes de guerra- automáticamente tanto Sophie como Theo se hundieron en sus respectivos asientos.-

-¿Harry, Ron y Hermione están por aquí?- preguntó Sophie en un susurro- no los vi llegar.

-¿Quiénes son?- pregunto el sanador Murphy con auténtica curiosidad, nadie le había dado esa información innecesaria, pero ahora que lo sabía quería poner rostros y nombres, esos alumnos eran demasiado jóvenes como para ser héroes de guerra, aunque debía admitir que los integrantes del trío de oro también contaban con la edad de estos jóvenes.-

-Son Sophia Carter y Theodore Nott- respondió la mujer con orgullo, como si compartiera algún mérito en que decenas de mortífagos hubieran intentado matarlos sin poder lograrlo. Owen guió la vista hacia Sophia y ella no pudo sino retener su mirada.-

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