Los pasos en la escalera fueron la señal que me indicó la hora de irme. Salí sin hacer ruido y lo vi una última vez por la ventana de la cocina, cuidando de que no me viera. Llevaba el teléfono en una mano y en un intento desesperado por solucionar las cosas en ese momento lo llamé.
Sus movimientos fueron lentos, levantó el teléfono mientras terminaba de beber el agua que se había servido y observó la pantalla con el ceño fruncido. Mis labios se movieron en una plegaria a quien sea la deidad pertinente para que atendiera pero esa deidad, no existía o no me escuchó. Porque luego de contemplar la pantalla por unos segundos, rechazó la llamada.
Me aparté de la ventana y huí de la casa de Mikey antes de que oyera mis sollozos. A los cuales les di rienda suelta una vez que estuve de nuevo dentro del auto de mi tía, recargada sobre el volante, creyendo que llorar aliviaría el dolor y la desesperación que comenzaba a controlar mi cuerpo. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo lo iba a convencer? ¿Por qué todo era tan difícil?
El sonido de una llamada entrante detuvo todos mis pensamientos. Por un instante creí que sería Mikey pero en su lugar, la pantalla del teléfono se iluminó mostrando una foto de Sissy. Me sequé las lágrimas, me aclaré la garganta un par de veces e intenté creerme que todo estaba bien.
-Hola Sissy.- dije esbozando una gran sonrisa creyendo que eso haría más creíbles mis palabras. –Estaba a punto de regresar.
-¿Dónde estás? Sigo preocupada por lo que pasó ayer. ¿Dónde pasaste la noche?
-En casa de un amigo- me recosté en el asiento del auto. –Todo está bien- cerré los ojos.
-¿Qué amigo? ¿Acaso sigues viendo a ese chico de la universidad que no le agrada a Eleonor?- no contesté. –Hazel, lo que sea que esté pasando puedes decírmelo. Que mi enfermedad no te haga creer que soy débil.- oí como inhalaba profundamente. –Estuve contigo en el peor momento de tu vida. Podré con esto.
-¿Eleonor sigue contigo?
-Se fue al amanecer. También está preocupada por ti.
-Cuando llegue a casa te pondré al tanto de todo. Nos vemos.
Un rato después estaba con Sissy en la mesa de la cocina, allí donde sin buscarlo se convirtió en nuestro lugar para charlar de las cosas importantes. Las expresiones que esbozaba a medida que hablaba no fueron agradables. Cada vez que sus ojos se tornaban rojizos por las lágrimas que contenía me sentía un poco peor. ¿Qué había hecho? La mujer que me acompañó en toda esta mierda sobrenatural estaba decepcionada.
-No estoy decepcionada- repitió por sexta vez luego de que lo di por sentado.
-Sé que lo estás, viajamos hasta Jersey para que encontrara otros vampiros y cuando por fin me estaba adaptando- me llevé las manos a la cabeza. –Me enamoré de un mortal.- deslicé las manos hasta que cubrieron mi rostro.
No podía verla a la cara. Me sentía terrible por lo que había pasado. Por dejar que mis sentimientos tomaran el timón de mi vida y me hallara en medio de un problema enorme. Sissy tomó mis muñecas, bajó mis manos y las tomó entre las de ella. Su tacto era más frío que de costumbre pero sabía que se debía a que cada día su enfermedad la marchitaba un poco más.
En cambio en sus ojos todo se veía igual. Veía la misma fuerza con que me miró esa noche que llegó a casa y me abrazó. Y con la que miró a los policías para decirles que yo no tenía nada que ver con la muerte de mis padres. Todo su espíritu estaba a la vista a través de sus ojos claros.
-Tu madre, y yo el último tiempo. Te criamos para que fueras una mujer transparente y fuerte- acarició mi mejilla. –No estoy decepcionada porque te enamoraste de un mortal. Solo que no lo esperaba. Pero ¿eres feliz con él?
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Love will kill you [Mikey Way]
VampireHazel era muy ingenua. La tipica hija de buena familia buenos amigos y bien educada. Pero ahora, que los errores han sido cometidos, debe adaptarse a una nueva vida donde reina la oscuridad y las costumbres de esos mitológicos chupasangre. Mikey viv...