Capítulo 25.

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Dejando de lado el inoportuno hecho en el parque. Rumania no era un mal lugar, la gente era amable con nosotros, durante el día la ciudad se llenaba de vida y los paisajes eran pintorescos. No vimos en las noticias sobre los tipos que atacamos y nadie nos miraba raro.

El truco del idioma era una gran ventaja, ya que nadie dudaba de que fuéramos de la ciudad. Otra gran ventaja, era estar con Frank. Una vez que pudo hablar rumano como si fuera su lengua materna el resto fue pan comido. Usó su don para conseguir dinero, ropa seca que no llamara la atención de nadie y unos teléfonos.

Al cabo de un par de días ya había recuperado mis fuerzas y estábamos en un avión de camino a Irlanda. No fue fácil convencer a Frank, él estaba convencido de que deberíamos dirigirnos cuanto antes a Jersey y hacer pagar a Lucius por todo el dolor que nos provocó. Yo necesitaba descartar que en la isla hubiera alguna pista.

Nos tomó la tarde entera llegar a la isla porque ningún barco quería llevarnos, argumentando que era peligroso ir allí. Finalmente encontramos a alguien que nos podría llevar por un precio razonable. Lo que significó acceder a pagar el triple de lo que me costó la primera vez y llegamos a la isla con los últimos rayos de sol.

La isla se veía distinta, la niebla proveniente del mar la cubría y no había una sola persona por los muelles. Tampoco en el pueblo y los sonidos que llegábamos a escuchar eran de curiosos que se escondían si girábamos a verlos. Era extraño, recordaba muy bien el pueblo y jamás fue así, ni siquiera en la noche. Siempre había niños jugando fuera de las casas u hombres y mujeres de buen humor pasando de un lugar a otro.

Pasamos por el cementerio que se hallaba en una de las colinas a las afueras del pueblo. Nada, no había ninguna lápida que pusiera el nombre de Mikey, de Gerard o Bert. En su lugar, encontramos varias tumbas que habían sido rellenadas hace pocas semanas porque aún el césped no las volvió a cubrir.

-Será mejor que lleguemos a la casa antes que se haga más tarde.

Las palabras de Frank me sacaron de mis pensamientos dónde intentaba entender qué había pasado en el pueblo y si esas muertes, que parecían haber sucedido todas juntas o con poco tiempo entre sí, eran las causantes de que el pueblo se viera tan sombrío. Asentí y lo guié corriendo hasta la casa. Esperaba encontrarla intacta, tan pulcra y elegante como el día que llegamos con Mikey pero nada más alejado de la realidad.

Nos adentramos por uno de los ventanales que estaba hecho trizas. En la sala y la cocina no había una sola ventana en pie. Encendí la linterna del teléfono para ver mejor el resto de la casa ya que nuestro intento por encender las luces fue inútil. Los muebles estaban rotos, revueltos y los sofás rasgados. Todo lo que podría ser de valor, como televisión, reproductor de música y demás, no estaba. Frank halló manchas negras en el suelo y la pared como si hubieran querido quemar la casa. También fue quien encontró manchas de sangre seca.

A cada paso que daba dentro de la casa entendía menos qué fue lo que pudo pasar. Me estaba acercando a las escaleras para investigar el primer piso cuando escuché un susurro:

-Cuidado.

Volteé a ver a Frank creyendo que él quería decirme algo pero en ese momento quedó suspendido en el aire, boca abajo. Rápidamente me di cuenta que cayó una trampa preparada con cuerda.

-¡¿Qué mierda es esto?!- protestó Frank mientras se balanceaba y no pude contener la risa, se veía muy cómico moviéndose como el péndulo de un reloj y esforzándose por agarrar la cuerda que lo sostenía por el tobillo. -¡Hazel!- dejó de forcejear. –Deja de reírte y ayúdame- pero no podía calmarme. -¡No me hagas hipnotizarte para ayudarme!

-Ok, ok- respiré hondo y me puse seria. –Ya voy.

Noté que la cuerda salía de la casa así que lo mejor sería cortarla por la parte que llegaba a ver. Guardé el teléfono y froté las manos entre sí con la mirada fija en la cuerda. Sobre las hebras comenzaron a saltar chispas hasta que se cortó y Frank cayó repentinamente al suelo.

Love will kill you [Mikey Way]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora