Capítulo 6.

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Para la medianoche ya estaba recuperada por completo. Sissy se preocupó cuando llegué acompañada de Mikey pero no dijo nada al respecto hasta que estuvimos a solas. Se molestó por no llamarla apenas me dio la jaqueca. Por suerte logré evitar que siguiera con sus regaños.

Como a la una de la madrugada dejé el teléfono, ya había hablado mucho con Mikey y le aseguré que no era necesario ir al hospital. A menos que conociera un doctor que no se espantara por ver que no tenía pulso y estuviera dispuesto a no entregarme al gobierno para que experimentaran conmigo.

Me quedé un buen rato jugando con mi nuevo don. Viendo como la brisa condensada en neblina hacía flotar las flores que encontraba por el jardín y las paseaba por las alturas de la habitación. En un momento tuve que detenerme, la neblina desapareció y las flores cayeron marchitas al suelo. Toqué una de las flores y la imagen de mis padres vino a mi mente.

Sus cuellos mutilados por mi culpa. Mis manos llenas de sangre. Comencé a llorar y querer quitarme la sangre de las manos pero era imposible. De repente sentía una gran presión en el pecho, cada vez era peor. Como si me agarraran el corazón y lo apretaran lentamente. Quería gritar, dejar de llorar o mínimamente conseguir moverme. Caí de rodillas al suelo, las lágrimas que caían se perdían en un charco de sangre creciendo debajo de mí. No tenía idea de dónde provenía hasta que una terrorífica idea cruzó mi mente. No, no lo había hecho. Sissy estaba bien.

Cerré los ojos y las manos con fuerza. Aquello no era real, no lo era. Todo estaba en su lugar. Inhalé por la nariz y exhalé por la boca con los dientes apretados. Sissy estaba viva y mis padres descansando en paz. Escuché el crujir del suelo delante de mí. Abrí los ojos y miré de reojo. Alguien estaba parado frente a mí.

-No eres real- dije con rabia sin levantar la mirada.

-Soy lo único real en este momento.- dijo en una ronca voz baja.

Cada músculo de mi cuerpo se contrajo cuando escuché su voz. Levanté la cabeza lentamente y lo miré directamente a los ojos. El color ámbar de sus irises brillaba como dos faroles y tenía una media sonrisa que me llenaba de asco con solo notarla.

-¿Cómo has estado, Hazel?- se colocó en cuclillas. –Ya puedes levantarte, ya no eres presa de mi poder.- me tendió una mano.

Pero en lugar de agarrarla me moví rápido y controlando las ramas del potus que crecía en un estante de mi cuarto inmovilicé sus manos y enrosqué una de las ramas más gruesas por su cuello.

-¿Así es como recibes a un viejo amigo?- preguntó intentando mantener la calma.

Giré mi mano izquierda, ajustando más la rama en su cuello y él soltó una toz. Me levanté del suelo y moví las ramas para que fuera él quien quedara en el suelo, de rodillas.

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? ¿Qué quieres?

Él intentó hablar y señaló con sus ojos la rama en el cuello. Entonces lo solté y la planta volvió a su tamaño normal.

-Tengo que reconocer que lo merecía- dijo frotándose las muñecas y el cuello. –Supiste replicar muy bien mi ataque.

-¿Tú fuiste el que me hizo tener ese ataque? ¿Cómo?

-Así como tu controlas las plantas yo controlo las emociones de los demás. De cualquiera, sea mortal o vampiro.

-No solo las plantas- agregué pero me estaba desviando del punto y bajando la guardia. -¿Cómo me encontraste?

-Fue sencillo cuando atacaste luego de que hubo un acuerdo de no cazar en Jersey por unos meses hasta que las autoridades dejaran de investigar.

-¿Acuerdo? ¿Entre quienes?

Love will kill you [Mikey Way]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora