Capítulo 38.

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Los días siguientes fueron el infierno, no por el trato, ya que las enfermeras y los doctores me trataban muy bien y la mayoría del tiempo Sissy se quedaba conmigo porque "mis padres" tenían que ir a trabajar. Sino porque todo era lo mismo cada día; despertaba, tenía un desayuno insípido, venía una enfermera a chequear mis signos vitales, me ponía a hablar con Sissy y cuando hacía alguna pregunta incómoda ya me daban calmantes que me atontaban toda la mañana, luego iba a las sesiones de fisioterapia, almorzaba y casi al atardecer venían "mamá y papá".

A pesar de eso, de sus intentos por acercarse a mí o de los intentos de Sissy por distraerme trayendo a la habitación cada juego de mesa existente. Lo único que quería eran respuestas, entender qué estaba pasando, cuándo volvería a mi mundo y por qué comenzaba a olvidar la voz de mis seres queridos. Estaba tan aterrada por lo último, que en las noches cuando Sissy salía a comprarse la cena, me quedaba repasando en voz alta conversaciones pasadas con Eleonor, con Jasper, con Hayley porque me di cuenta que eran los primeros a los que comenzaba a olvidar. Haciendo el gran esfuerzo por no retener sus voces, sus gestos, sus tonos.

Hayley fue la primera de la que casi no recordaba nada, recordaba su cabello y nuestras caminatas por los pasillos de la universidad pero cada vez fue más difícil recordar su rostro y nuestras charlas. Fue como si nuestro tiempo juntas hubiera sido un sueño.

Por eso cada noche, viendo el anillo, cuando el sueño estaba a punto de vencerme. Recordaba a Mikey y cada momento que me llevó a amarlo. Jurándome que volvería a su lado antes de olvidar el más mínimo de sus detalles. Me dormía con la esperanza de soñarlo si quiera pero a la mañana siguiente no recordaba ningún sueño y comenzaba a creer que todo era parte de lo mismo. Ya que si no tenía mis dones, ni mi fuerza, tampoco podía tener las visiones ni los sueños.

-Buenos días, princesa- me saludó la enfermera cuando entró al cuarto llevando la silla de ruedas. -¿Lista para otro día de ejercicios?

Me limité a asentir, desde que desperté cargaba con un humor de pocos amigos al que no le encontré explicación, sentí que el ambiente estaba tenso y para evitar que me doparan con calmantes apenas le dirigí la palabra a mi tía. Una vez en la silla miré a Sissy, que apenas salí de la cama se levantó de su asiento para abrir la ventana y ordenar la cama.

-Nos vemos después- dije y ella levantó la mirada algo sorprendida.

-Aquí te estaré esperando.

-¿Jugamos al póker más tarde?- pregunté mientras la enfermera veía que todo estuviera en orden para irnos. Solo quería ser amable con ella, después de todo no tenía la culpa de lo que pasaba.

-Si gano me darás tu postre del almuerzo.- contestó con una gran sonrisa de confianza.

-Ok- dije sonriendo un poco.

Después de eso la enfermera me sacó de la habitación y mientras me hablaba de otros pacientes yo me dediqué a mirar a cada persona que pasaba a nuestro lado en la búsqueda de alguna cara conocida. Tenía la teoría de que si estaban Sissy y mis padres aquí, también debería haber otras personas, algún vampiro del hotel, alguien de la universidad, alguna amiga de cuando era mortal. Mi cabeza no podía crear a tantos desconocidos que al verme pasar me saludaban o me dedicaban algún gesto. Además, no me interesaba escucharla, la única vez que lo hice fue para preguntarle cómo llegué ahí y, al igual que todos los demás a quienes les pregunté, dijo que no podía hablar de eso por mi salud.

Al terminar mi sesión de ejercicios el doctor anunció que no necesitaba seguir moviéndome en la silla de ruedas y recomendaba que saliera a dar pequeños paseos por los pasillos para acelerar la recuperación. Aunque me parecía algo evidente y me sentía lista para salir de hospital sus palabras me hicieron sentir motivada y de regreso a mi habitación solo pensaba en que debía contárselo a Sissy. Sin embargo, cuando entré junto a la enfermera ella no estaba y en su lugar estaban mis padres. En un instante noté que estaban nerviosos y que mi madre cargaba con una carpeta que por su grosor y los diferentes tamaños de las hojas que sobresalían por los bordes, era pesada.

Love will kill you [Mikey Way]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora