Capítulo 33

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Llegué al hotel en cuestión de minutos. Apenas crucé la puerta principal la tensión del ambiente se posó sobre mis hombros, acompañada de un silencio insoportable. Nadie se encontraba en el lobby o las escaleras, y desde el bar no llegaba ninguna melodía como sucedía habitualmente. Mi suposición más obvia fue que todos habían salido a cazar o disfrutar de la noche.

Me dirigí al ascensor, con los nervios a flor de piel por la llamada de Frank. Antes que pudiera tocar el botón vi la mano de Frank tomando la mía y luego su espalda cuando se metió por uno de los pasillos arrastrándome.

-¿Qué pasa Frank?-

No obtuve una respuesta de su parte, así que clavé los talones en el suelo alfombrado y él se vio obligado a detenerse haciendo un giro para evitar caer de espaldas.

-¿Qué está pasando? ¿No estabas en el cementerio?- volví a preguntar.

-Eso fue hace más de dos horas- no creí haber pasado tanto tiempo fuera y al parecer él lo notó en mi expresión de sorpresa. -Da igual- volvió a tirar de mi mano. –No hay tiempo para eso. Él quiere verte.

Me mantuve de pie sin dar un solo paso y él volteó a mirarme como si llevarme fuera de vida o muerte.

-No me voy a mover hasta que me des una explicación. ¿Qué pasó con Mikey?

Los ojos de Frank casi saltaron de sus cuencas al escucharme y por poco no me tapó la boca con sus manos. Estaba actuando cada vez más raro y ya no sentía nervios por ver a Mikey sino preocupación por mi amigo.

-Sabes bien que no podemos llamarlo así. Alguien nos puede oír- susurró a pocos centímetros de mi rostro y miró detrás de nosotros, primero de él y luego de mí, como si alguien fuera a aparecer por alguna de las puertas.

-¿Desde cuándo te importa esa regla inútil?- no contestó. -¿Pasó algo malo?- bajó la mirada y siguió sin contestar. -¿Qué le dijiste?- continué preguntando, esta vez intentando que nuestras miradas se encontraran y cuando lo logré noté que sus ojos se habían oscurecido de repente además de que tenía los labios apretados.

-No fue lo que dije- contestó finalmente y levantó la mirada. –Es largo de explicar. Y...

-No hay tiempo- lo interrumpí. –Entendí la primera vez, intenta ser breve entonces porque ya estoy harta de todo esto.

-Ok- se recargó en la pared. –Cuando llegamos del cementerio con los vampiros que salí y con quienes rescatamos fui a buscar a Mikey para contarle de los nuevos residentes. Hablamos, estaba encantado por lo que hicimos, parecía que por fin confiaba en mí. Incluso me dejó a cargo de guiar a los nuevos- esbozó una media sonrisa. –Entonces para cerrar el trato nos dimos la mano. Todo pasó muy rápido, no vi que no llevaba esos guantes de cuero que suele usar.

-¿Qué vio?- pregunté ansiosa.

-Fue una sensación asquerosa, ni cuando Lucius lo hizo para saber dónde estabas me sentí como en el momento que Michael se metió a mi cabeza.

-Frank- volvió a mirarme. –Por favor, necesito saber qué fue lo que vio.- expliqué profundamente preocupada.

-Ese día en el bosque. No todo, solo el momento en que le salvaste la vida. Luego me soltó la mano y se veía demasiado aturdido y molesto. Intenté explicarle pero solo me envió a buscarte.

En ese momento el teléfono de Frank comenzó a sonar. Vi la pantalla cuando lo sacó de su bolsillo y una foto de él y Gerard aparecía en el identificador de llamadas.

-Gerard está con él- cortó la llamada. –Debe estar impaciente.

-No quiero hablar de eso, Frank. Si solo vio el momento en que lo transformé pensará que lo abandoné como hicieron conmigo y Jasper lo rescató. No quiero que me vea como la mala de la historia- los ojos se me llenaron de lágrimas. –No lo soportaría.

Love will kill you [Mikey Way]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora