Sorry, but I won't give up [Kuroo Tetsurō x OC/Tú]

Capítulo 29: Ahora que por fin estamos juntos

24 de marzo:

[Un mes y medio después del accidente de Haruno Mei]

Nada, antes de que te ahogues. Pierde la piel a pedazos, que no te la arranquen.

Ama con cuidado, odia con sensatez, llora con fuerza o grita para sacarlo todo; pero que se note que estás vivo. Siéntelo todo, que no te lo arrebaten. Hazles saber que dominas tus emociones, o de lo contrario las manipularán.

Como hicieron conmigo...

P.O.V Rena Ivanov

Deshago la mochila sobre el escritorio, colocando las libretas por orden según el número de ejercicios que tenía para el día siguiente. No, no estoy loca como Haruno dice, solo es que me gusta organizarme. Es un método efectivo, lo prometo. Siempre lo hago así: lo que más trabajo cuesta va arriba, porque es más tedioso; lo fácil y rápido, abajo.

Me acerco al tablón donde tengo colgado un calendario con los exámenes apuntados. Un estruendo hace que me sobresalte. Seguidamente, alguien llama a mi puerta.

— ¿Quién es? — pregunto bajando las escaleras de dos en dos.

— Soy yo... — ruedo los ojos al escuchar su voz desde la calle.

Automáticamente preparo una respuesta irónica para burlarme de él nada más abra le abra paso a mi casa. Pero su aspecto deja mis palabras a medio camino.

— Kuroo, ¿qué demonios te ha pasado? — acercó mi mano de forma instantánea, intentando acariciar su rostro, pero está acción se ve interrumpida por un gesto rápido que la aparta.

— Me he caido de la bicicleta.

Me centro en sus facciones, las cuales se van tensando con cada segundo que paso mirándolo.

— ¿De verdad esperas que crea eso que dices? — poso mis brazos sobre mis caderas — Dime qué te ha pasado realmente — jalo su camiseta para hacerle entrar — Me contarás mientras te echo un vistazo.

— Rena, no puedo... — busco sus pupilas con preocupación, algo me dice que debo estar alerta.

— ¿No puedes qué? — alzó ambas cejas y tomo su mano — ¡Tetsurō!

Tenía los ojos desorbitados, estaba fuera de sí. Pongo mi mano sobre si abdomen y veo cómo se queja. Levanto la capa de tela negra que casualmente escondían unos hematomas de un tamaño descomunal, y unas heridas que aún  brotaban sangre.

— Mira Tetsurō, o me dices qué te han hecho o yo... — me calla con su voz.

— Me han dado una paliza, tres hombres — un nudo se forma en mi garganta. 

Una persona viene a mi mente, alguien que ha cambiado mucho durante este tiempo. No quiero decir su nombre pero todo indica a que ha sido cosa suya.

— Tetsurō, ¿quién ha sido? — me mira sin decir nada.

— No puedo responderte a eso — murmura cabizbajo — No los conocía de nada...

— No puedes... ¡Otra vez con lo mismo! — aprieto los puños —  ¿Ha sido cosa de mi padre? ¿Se ha atrevido a ponerte la mano encima? ¡¿Pero qué demonios tiene en la cabeza últimamente?! — grito y pierdo el control — ¡No sé en qué se ha metido este hombre!