Capítulo 4: Emociones

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Llegué a casa y saludé a mi hermano con un beso en la mejilla, seguidamente fui a mi habitación a dejar la mochila

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Llegué a casa y saludé a mi hermano con un beso en la mejilla, seguidamente fui a mi habitación a dejar la mochila. Bajé las escaleras después de ducharme y ponerme el pijama. Anzel me pidió explicaciones de todo, por lo que me limité a contestarle brevemente mientras hacía la tarea en el sofá.

— ¿Y ese equipo de voleyball no influirá en tus calificaciones?

Mi hermano siempre estaba muy preocupado por mí y quería lo mejor para mí futuro. Él estudiaba y trabajaba al mismo tiempo, y aún con esas tenía tiempo para cuidarme. Era todo un ejemplo a seguir.

— Lo haré lo mejor que pueda — continué escribiendo en el cuaderno.

— No me gustaría que bajaras las notas, ya sabes, te has esforzado mucho durante todos estos años.

— Si me administro correctamente no sucederá nada, te lo prometo — sonreí — Además, en parte me ayudará a despejarme, y me permitirá seguir teniendo la beca, por lo que si todo sigue bien podremos pagar la universidad para ambos y no tendrás que trabajar.

— El dinero de la beca es para tí, así que mejor piensa en buscar las mejores universidades, y compáralas para saber cuál de todas merece una chica como tú, en vez de preocuparte por mí — me pellizcó la mejilla — Yo lo llevo bien, te lo prometo.

— Pero... — fui interrumpida por unas manos inquietas que buscaban el lugar donde sintiera más cosquillas.

— No, nada de peros enana.

— ¡Anzel, para por favor! — pataleé entre risotadas para escapar de sus manos.

— Vale, vale, ya paro — se incorporó con una sonrisa y coloco sus manos sobre su cintura — Aunque eso no significa que puedas bajar tu rendimiento académico, también necesitas sacar buenas notas para poder mantener la beca, no lo olvides.

Mi hermano se desvaneció tras el marco de la puerta tras darme un pequeño capirotazo y me dejó sola enfrentándome al libro de química. Después de repetir cuentas que parecían infinitas, y de escribir como unas cien veces la palabra  (mol), por fin terminé la tarea.

Mi estómago rugía como un león hambriento, así que no tardé demasiado en cenar lo que Anzel había preparado. Para mí él era el mejor chef del mundo, se le daba demasiado bien la cocina, y sabía que desde pequeño su sueño es dirigir un restaurante.

Finalmente subí a mi habitación para dormir, no sin antes lavarme los dientes y hacer la correspondiente llamada a mi padre para informarle de los acontecimientos del día de hoy. Hablamos de cosas triviales, y le dí las buenas noches.

No soy de las que se duermen pronto, por lo que me puse a ver un programa de  televisión en el que se exponían casos de delito por doquier.

Miré hacia el escritorio, donde había dejado mi teléfono. Recordé que tenía anotado el número del "chico pudding", por lo que antes de tumbarme lo tomé y busqué su contacto para enviarle un mensaje y que él tuviera el mío.

Sorry, but I won't give up [Kuroo Tetsurō x OC/Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora