Sorry, but I won't give up [Kuroo Tetsurō x OC/Tú]

Capítulo 19: Intentarlo

Ni el sonido de los balones al chocar contra el suelo, ni el cosquilleo en las palmas de mis manos al golpearlos conseguirían que mi día cambiara. Todas esas cosas que me gustan, hoy me estaban molestando. Siento un terrible dolor de cabeza, y los alaridos de Nekomata no ayudan a calmarlo.

— ¡Espabila Kuroo! ¡Esta es la cuarta vez ya! — observo el balón rodar a uno de los lados de la pista, no lograba hacer tan si quiera un punto, era frustrante y la rabia me estaba consumiendo por dentro— ¡A la siguiente haces cien flexiones!

Aprieto mi mandíbula con fuerza y voy hacia el esférico para tomarlo entre mis manos. Tenía un nudo en la garganta que no sabía deshacer, y el dolor de estómago causado por los nervios no me dejaba moverme bien. Por si fuera poco,  de cierta forma me sentía culpable de todo.

Pero no lo era, ¿verdad?

Escucho un portazo que hace eco en todo el pabellón y unos pasos apresurados que se dirigen hacia nosotros.

— ¡Entrenador! — todas las miradas se fijan en los gritos de la pelirroja y la libero — ¡Rena no quiere ir a la práctica y se niega a salir de la habitación!

— ¿Y eso? ¿Está enferma? — pregunta el anciano alzando la ceja con un tono de preocupación. Shizuka niega con la cabeza repetidamente — Un momento —se dirige hacia nosotros — ¡Chicos, un descanso!

Camino lentamente acercándome a la red, escuchando cada palabra con mucha atención. Me freno en seco dos metros  antes de llegar a aquella malla que dividía la cancha en dos mitades.

— Al principio se la veía normal, algo más callada, pero al fin y al cabo normal — explica la más baja peinando sus trenzas.

— Pero está desmotivada y se ve muy molesta por algún motivo — añade Megumi — Es muy preocupante viniendo de ella — hace una pausa — Parece... Triste — dijo pensativa — Eso o se encuentra muy mal y necesita ir al médico.

Con mis manos, aparto el cabello que cubría mi cara hacia atrás completamente. Suelto un suspiro y me pongo en cuclillas dirigiendo la mirada  hacia aquellas chicas que intentaban hacerle entender al superior lo que estaba ocurriendo.

— Seguramente esté cansada, dejadla dormir y que venga algo más tarde — dice el mayor.

— ¿Pero no lo entiende? ¡No quiere jugar! ¡Dice que quiere volver a casa!

El viejo da un amargo suspiro antes de volver la vista hacia las canchas.

— Seguid entrenando, voy a ver que sucede con ella.

Vemos a Yasufumi salir por la puerta intentando seguir el paso acelerado de las dos chicas.

Miro mis nudillos y estos están blancos de apretar. Boto el balón un par de veces y lo lanzó con fuerza contra la pared.