Sorry, but I won't give up [Kuroo Tetsurō x OC/Tú]

Capítulo 25: Miedo

Después de haber tenido aquella conversación, sentí que todo volvía a ser normal; ya no había silencios demasiado largos, ni miradas que rogaban que el otro que salvara la situación. Me había dado cuenta de que, como todo en la vida, las relaciones tenían sus cicatrices, y que dependiendo de la perspectiva con la que las mirases, podrían ser vistas como los retoques finales que un gran artista decidió darle a su obra para hacerla más hermosa, o como una marca horrible que destrozó la misma.

«Pero sobre todo me tienes a mí, porque sintiéndolo mucho, yo no me quiero rendir con "esto"»

— Qué vergüenza — murmuro inconscientemente.

— ¿Eh? ¿De qué hablas? — al percatarme de que me había escuchado, cerré los ojos con fuerza para acto seguido tallarlos con mis manos.

— Ah, esto... ¡Nada, nada! ¡Cosas mías! — me excusé.

Habíamos decidido que era momento de reencontrarnos con los demás para dar una vuelta por el mercado y tal vez jugar en algunos de los puestos de los tenderos.

— Oye, Ivy-chan.

Cualquiera de mis conocidos se hubiera preguntado si ya no me molestaba que me llamara así. El caso es que ya me había hecho a la idea de que cuanto más me quejara, con mayor ímpetu lo haría.

Musito para hacerle saber que le había escuchado y ladeo el rostro para darle un vistazo rápido.

— Nunca te lo he preguntado, ¿tienes pensado algo para el futuro? — una sonrisa brotó de mi cara de la nada. Esa pregunta me había hecho sentir una cierta calidez en el pecho.

— ¡Por supuesto! — digo de forma decidida — Quiero ser enfermera.

— ¿Qué? ¿Enfermera? — me mira ojiplático — No te imagino como... Enfermera.

— ¿Te sorprendería si te digo que puede ser que me hayas ofendido? — digo con cierto tono irónico.

— Es que es cierto — siento mi ceja temblar — Si te viera con una jeringuilla en la mano empezaría a correr.

— ¿Eres imbécil o te daban de comer a parte? — posa su barbilla sobre su mano izquierda fingiendo que piensa.

— Aunque la ropa de enfermera... — lo interrumpo soltándole un manotazo en el brazo.

— ¡Eres un pervertido! — mis mejillas se calientan en apenas unos milisegundos.

— ¿Qué?  — sonríe de medio lado — Iba a decir que no es muy favorecedora, pero has sido tú la malpensada.

— Mentira — entrelazo mis dedos en mi cabello con nerviosismo — Lo haces para molestar.

— Tal vez — suelta una carcajada a la vez que mete la mano en su bolsillo y saca de él su celular — Bokuto me ha mandado unos mensajes.