Capítulo 30: Haces daño

1.8K 205 82
                                    

P.O.V. RENA IVANOV

Despego mis párpados con dificultad y deambulo hasta la ducha con pasos pesados sosteniendo la ropa limpia entre mis brazos. Me desvisto torpemente y le abro paso al agua caliente. Tardo unos diez minutos en salir, envuelvo mi cabello en una toalla, me pongo un pantalón corto y una camiseta vieja de Anzel para estar más cómoda. Bajo las escaleras y tan solo se escucha el sonido de mis talones contra el suelo. Enciendo la cafetera y pongo un par de tostadas a calentar.

— Supongo que hoy estaré sola — suelto un suspiro y apoyo mis brazos en la fría encimera.

— Me temo que no — escucho tras de mí, sintiendo como la piel de me eriza hasta la nuca — Buenos días — trago pesadamente — ¿Vas a preparar café?

Aguanto la respiración e ignoro su voz. Lo miro de reojo, va vestido como siempre: trajeado y con el pelo hacia atrás sacando a relucir todas sus canas.

— ¿Qué te pasa? — me hace un barrido con los ojos de arriba a abajo desde atrás de su periódico — Ya entiendo, estás enfadada.

El sonido de la tostadora consigue distraer su atención por unos breves instantes, tiempo que me sirvió a mí para tomar todo lo que necesitaba y salir de la cocina.

— Cuando acabes vístete, me vas a acompañar a un lugar — habla desde la otra habitación mientras como en silencio — Y no admito un no por respuesta.

Quería decirle todo lo que sentía a la cara, pero su actitud no era igual a la de siempre, y eso me tenía ciertamente desconcertada. Por ese motivo había decidido seguirle la corriente e indagar yo misma hasta descubrir que era lo que estaba tramando. Tras unos veinte minutos termino de desayunar y me dispongo a lavar los trastes.

— Y arreglate un poco más, que hoy vamos a un sitio donde se requiere cierta etiqueta — se levanta de la silla y la recoloca en su lugar — Aunque primero te acompañaré a algunas tiendas. He visto tu armario y tienes puro chándal y ropa de hombre — se ajusta la manga de la camisa — Eres una señorita y debes vestir como tal — dice antes de desaparecer tras el marco de la puerta.

Aplano mis labios para no dejar salir mi respuesta. Termino de recoger y subo a mi habitación. Busco entre las perchas algo más elegante, y lo único que encuentro es un vestido color teja de mi madre de cuando era más joven. Siempre lo había guardado, pero nunca me lo había puesto porque no me sentía lo suficientemente preparada para ello. Lo admiro un par de veces, y finalmente lo tomo.

— ¿Con qué convino ahora esto? — busco  en cada rincón del armario hasta que me topo con las viejas converse negras que me regalaron hace un par de veranos — Esto mismo.

Salgo del cuarto tomando una pequeña bolsa para meter mi celular y guardar las llaves.

Me dirijo a la entrada y mi padre abre la puerta de fuera con las llaves de un coche en las manos. Ambos nos quedamos en silencio, él observando mi vestido y yo el objeto que sostenía en entre sus dedos.

— Muy guapa — musitó y se aclaró la voz — Vámonos.

Ropa nueva, un sitio caro y un coche que parecía de lujo. Había que ser muy optimista para pensar que una persona con un sueldo estándar podría permitirse todas esas cosas de golpe.

— ¿Y esto? — señalo con mi barbilla el vehículo.

— Mira por donde, si sabes hablar — se adentra en el auto y baja la ventanilla — Sube delante — apunta el asiento con su dedo índice.

Sorry, but I won't give up [Kuroo Tetsurō x OC/Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora