Citas. 2.17

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Las citas son definidas como una interacción entre dos personas, fijadas por un acuerdo mutuo entre ambas partes o terceros, que es el caso de las citas arregladas, con el motivo de conocer un poco más a una persona o simplemente pasar el rato con ella.

Las citas son una forma de conocerse, y pueden tomar diversas formas, e incluso, contextos.

Las citas son lindas, pero son muy tediosas cuando intentas planearlas, a excepción de las citas arregladas o las citas a ciegas, lo tedioso era llegar a encontrarte con un desconocido o desconocida que probablemente lleve tus expectativas al suelo.

. . .

—A Cheng, ya que tú no haces algo aquí en la sastrería, ¿podrías llevar esto?—Jiang Cheng lo observó con el ceño fruncido—¡¿Y por qué yo?!—Yu Xiang señaló a Wei Ying, que estaba haciendo los detalles finales del vestido de bodas en el que había estado trabajando.

—Bien Bien—tomó la bolsa y la tarjeta, después salió de la tienda—veamos a quien debo entregarle el traje—sus ojos se abrieron como platos y por poco tira su teléfono.

Debía entregarle ese traje a Lan Xichen.

Bueno, tal vez esta sería su tan ansiada oportunidad de declarársele, así que su ánimo mejoró un poco.

—Tú puedes A Cheng—se animó y se dirigió a su destino.

. . .

—¿Una cita?—Xue Yang no sabía muy bien cómo reaccionar, él y Wen Ning se declararon mutuamente, pero no eran novios, estaban en un punto medio.

Entre un posible noviazgo oficial y un coqueteo eterno.

—A Yang, si no estás seguro—Xue Yang negó—¡claro que iré a una cita contigo!—Wen Ning le sonrió, le dió un ligero beso en la frente y lo citó—a las cuatro en punto, en el parque de siempre—sin más, se fue.

Xue Yang cerró la puerta tras de sí y no pudo evitar emocionarse—¡Papá,Yang Ge está actuando raro otra vez!—mencionó su hermanita, con diez años.

—¿No tienes tarea que hacer, pequeña rata?—ella sonrió—¿tú no tienes un semestre que salvar, perro teibolero?—sacó la lengua y salió corriendo.

—¡Tú!—la persiguió.

—XingChen, deberíamos restringir los canales de la televisión—mencionó Song Lan con la vista fija en su libro—Zichen, ¿no crees que crecen muy rápido? A Yang incluso va a citas, y A Qing le gusta a varios de sus compañeros—Song Lan casi se atraganta con su té.

—XingChen, mientras yo siga viviendo, esos dos se mantendrán viviendo en esta casa como un par de parásitos solterones porque nadie es lo suficientemente bueno para ellos—Xiao XingChen se reía.

—De todas formas restringiré el uso de la televisión—soltó.

—Mierda—maldijo XingChen, su esposo se rió.

Song Lan ya conocía la razón por la cual su pequeña hija era tan malhablada con tan sólo diez años. No era la televisión.

. . .

—Wei Ying, salgamos—le entregó un ramo de girasoles.

Wei Ying había salido temprano del trabajo, y su novio ya lo estaba esperando frente al establecimiento.

—¿Ahora?, ¿en una cita?—tomó el ramo—mn—asintió Lan WangJi. Wei WuXian sonrió—vamos—le tomó la mano para comenzar a caminar.

—¿A dónde iremos?—el Lan pareció meditarlo un poco—¿ya comiste?—Wei Ying negó—iremos a comer primero—lo abrazó por la cintura.

¡Que difícil es ser hermano mayor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora