Ascenso (Wen Qing). 2.47

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Los ascensos son buenos, después de haberse comprometido, varias cosas buenas iban sucediendo.

Ahora era jefa de cirugía, lo cual es diferente a ser simplemente jefa o titular del área de cardio torácica, tenía autoridad sobre los demás departamentos relacionados a cirugías, la parte negativa del asunto era que debía soportar lo que escuchaba durante las juntas.

Rumores sobre las residentes y absurdas clasificaciones por belleza entre ellas, además de algunas doctoras implicadas.

Ni hablar de que se acercaba la época donde debían entrevistar a las nuevas residentes, el director del hospital no dejaba de juzgar a las aspirantes por su belleza.

Si llevaban maquillaje o no, si usaban tacones o si sus faldas eran cortas o no, el cabello, si suelto o recogido, y la figura.

Al parecer no era la única doctora que posee grandes ganas de asesinar al director del hospital.

El doctor Lao, y la doctora más experimentada, por no decir vieja, la doctora Lang.

Esa señora podría tener una edad avanzada, pero seguía siendo una eminencia entre los neurocirujanos de este hospital.

Además de que era la única que ponía en su lugar al director, que para mala suerte de la mujer, era su hijo.

Ella misma lo decía, era una decepción mortal tener un hijo tan estúpido e ignorante, que se veía más preocupado por las apariencias que por las verdaderas capacidades de las aspirantes.

. . .

Wen Qing estaba en plena cirugía de trasplante de corazón, junto a unos cuantos residentes y el doctor Quan, de trasplantes.

—Bisturí—el instrumentista se lo pasó con delicadeza—hagan succión—ordenó al observar cómo la sangre iba estorbando su visión.

Antes de proceder observó la máquina con los signos vitales de su paciente, seguía estable.

—Intente cortar esta arteria, así será más fácil colocar el corazón nuevo—le indicó el doctor Quan.

Un poco viejo, pero más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

Un doctor excepcional.

Ella estaba absorta en su trabajo, pero su estúpido jefe irrumpió en su quirófano, complicando la cirugía. El personal, incluyéndola e incluyendo al doctor Quan, entraron en pánico, intentando estabilizar los signos vitales del paciente.

Cuando se estabilizó, ella le pidió al doctor Quan que procediera, porque debía hablar con su jefe.

El hombre asintió y comenzó a retirar el corazón.

. . .

—¿Tiene una idea de lo que hizo?—estaba molesta, le importaba un comino si ese idiota era el director del hospital.

—Cálmese, doctora Wen, el paciente no murió—sonrió.

—¡Pero pudo haber muerto!—él director la tomó de los hombros—tranquilícese, usted aún es joven, aún puede equivocarse—Wen Qing observó los ojos del imbécil.

Marihuana.

—¿Está drogado?—el joven director se rió—doctora Wen, sólo fumé un poco de hierba en mi oficina—Wen Qing quitó las manos de su jefe de sus hombros—escuche, no tengo tiempo para esto—Wen Qing regresó al quirófano, dejando a ese tipo solo.

. . .

Cuando la cirugía terminó, acompañó al doctor Quan a darle la buena noticia al esposo del paciente, omitiendo la pequeña complicación de hace un rato.

¡Que difícil es ser hermano mayor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora