Lan WangJi, acostumbrado al espectáculo.

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Cuando Lan WangJi vivió con su tía, tuvo que acostumbrarse a varias cosas, entre ellas, al mundo del espectáculo.

Se acostumbró a vivir en un lugar lleno de conejos, con una mujer que parecía no conocer el significado de "descanso".

Su tía es una persona famosa, demasiado famosa, ha ganado premios, tanto nacionales como internacionales, sólo por hacer lo que ama, música. Debido a ello, cuando comenzó a cuidarlo no se esperaron los comentarios y críticas hacia la mujer, algunos eran buenos y otros no tanto.

Desde que comenzó a vivir con ella, siempre se vio rodeado de luces y cámaras.

Al principio, no lograba congeniar con la mujer, eran tan parecidos que no estaban dispuestos a soportarse uno al otro; ella parecía perdida en esto de la repentina crianza y él no cooperaba mucho.

Finalmente ella imitó los comportamientos de una mamá coneja, y los pasó a comportamiento humano, sólo así aprendió a cuidar de Lan WangJi.

Él, por su parte, comenzó a cooperar con ella, pues la ama de llaves le había comentado que la mujer se la pasó despierta toda la noche buscando una manera de ser más maternal con él.

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Eventos, galas, premiaciones, grabaciones en estudios, estrenos de películas, sesiones de fotos y conciertos.

Lan WangJi ha asistido a los mismos como compañía de su tía; A su corta edad, ha ido a todo tipo de eventos, y en todos ellos ha sido vestido, peinado y calzado por estilistas, además de que tenía ciertos privilegios al ser sobrino de Hu Liang.

Lan Liang sólo cambiaba su apellido, y eso era su nombre artístico.

Simple, sin complicarse la existencia.

Viajaban seguido, más con las giras; también solían quedarse horas en los estudios de grabación, pues su tía era una perfeccionista con sus canciones.

Y él también, por obvias razones no soportaría escuchar sonidos fuera de ritmo, de cierta manera, él fue una ayuda para su amada tía, su oído es un tanto quisquilloso.

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De todos los recuerdos que tiene con la mujer, el más preciado fue cuando le enseñó una canción en el piano.

Ese día, WangJi no podía jugar con los conejos, pues varios de ellos ya estaban dentro de sus madrigueras y estaba lloviendo, así que no le quedó de otra que quedarse en casa.

Algunos conejos se quedaban en la casa, ya sea por voluntad propia o porque su tía los metía, pero varios preferían estar en sus madrigueras con sus crías.

Su tía una vez le dijo, que ellos también eran como los conejos, y así como ellos, se escondían en su madriguera hasta que la lluvia cesase.

Ese mismo día, era su cumpleaños, mismo que por alguna razón compartía con su tía, así que era el cumpleaños de ambos.

La mujer se sentó a su lado para ver las gotas de lluvia caer a través de la ventana, no conversaron mucho, mejor dicho, no conversaron para nada, simplemente pasaron un momento que se suponía debía de pasar con su madre.

—¿Sabes algo Zhan Zhan?—mencionó de la nada, el pequeño niño la observó, con curiosidad, aún con el rostro serio—puedo decir que fuiste mi regalo de cumpleaños—rió.

—Ahora me toca a mi darte un regalo que recuerdes siempre—sonrió cargando al pequeño entre sus brazos, llevándolo hasta donde estaba el piano, lo sentó junto a ella en cuanto alistó todo.

—Hoy tocaremos en piano, ya que no podemos jugar afuera—mencionó, Lan WangJi estaba curioso por lo que le enseñaría su tía, hace mucho que la veía frente al instrumento, pero siempre salía a jugar con el pequeño conejo blanco que nombró como Señor Tuzi.

¡Que difícil es ser hermano mayor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora