¡Que difícil es ser hermano mayor!

Wen Ning, amigo de los animales.

¡Muchas gracias a Okami-Tsukiyomi !

Por alguna razón, Wen Ning es seguido siempre por animales.

En total, han ido siguiéndolo un perro, tres palomas, cuatro gatos y dos ratones. En más de una ocasión ha asustado a su hermana mayor.

Cada que sale atrae a cualquier tipo de animal o insecto, desde la más pequeña mariquita hasta el más grande perro.

Aunque ama a los animales, está rodeado de personas que les tienen miedo. Un ejemplo es su hermana, que le teme a las mariquitas, o su mejor amigo Wei WuXian, que le teme a los perros.

Si se preguntan porque Wen Qing le teme a las mariquitas, no se sabe.

Sólo les teme.

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Wen Qing al notar que varios animales seguían a su hermano, trabajó aún más por premios y comida en pequeñas porciones para los animalitos. Así Wen Ning se distraía cuando su hermana no jugaba con él.

Wen Ning se encariñó de tres gatos y dos palomas, los primeros, pues siempre estaban en el techo y jugaban mucho con él, las palomas, por su parte, se quedaban en su ventana solicitando caricias del pequeño.

Un día lo siguieron dos ratoncitos a su casa, su hermana pegó el grito en el cielo al verlos pasearse por la casa. Era lindo y todo, pero al ser Wen Qing una estudiante del área de la salud, hacía que Wen Ning usará protecciones para jugar con los animales, más que algunos podrían enfermar al niño.

O a ella.

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Hace un año Wen Ning le dió el susto de su vida, justo cuando la primavera estaba comenzando, y el año escolar también.

Cuando su hermanito menor había salido con una caja entre manos de la escuela, pensó que era algo sospechoso. Pero no se atrevió a preguntar, sino hasta que encontró a Wen Ning hablarle a la cajita.

—¡Aaah!—gritó al ver el montón de pequeñas mariquitas en la caja—¡A Jie!—Wen Ning también se alarmó, ver a su hermana pálida del susto era algo anormal.

—Ll...lleva...llévatelas—ordenó tartamudeando la mujer a la que alguna vez Wen Ning vio como un robot.

—¡Son inofensivas A Jie!—sonrió.

Wen Qing tembló al observar que su hermano acercaba la cajita—A Ning, hablo en serio, libéralas o algo—se le acababa el aire.

Wen Ning las liberó ese día, pero, las mariquitas regresaban al apartamento.

Sin dudas, ver a su hermana mayor tan asustada como para salir de su cuarto era algo nuevo y preocupante.

Juró jamás volver a llevar mariquitas a la casa.

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Hace diecisiete años, cuando Wen Qing aún era hija única, y sus padres vivían.

Su tío la llevó a un campo, un campo de bellas flores de colores, y un cielo tan azul como los, -no tan azules-, ojos del Capitán América.

Su tío en ese entonces, se había peleado con su esposo, y este no lo dejaba volver a casa por "x" razón.

En cuanto su tío la alejó, una pequeña Wen Qing de seis años se adentró en el campo.

Vio una mariquita, y la sostuvo en su pequeña mano, y al final la dejó libre.

Para cuando se dio cuenta, estaba casi enterrada entre un montón de mariquitas, y todavía llegaban más.

Lloraba y lloraba hasta que su alarmado tío llegó, y le quitó a las pequeñas mariquitas de encima.

—Ya, ya—la consoló, dándole leves palmadas en la espalda—Mira el lado bueno, estás repleta de suerte—se burló.

Desde ese día, las mariquitas han tenido un lugar muy grande en las pesadillas de Wen Qing.

Además de que gracias a ellas, su tío se burla de ella en ocasiones.

Mierda.