Más razones para temerle a los pavos reales. 3.48

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Jin GuangYao no sabía exactamente qué era lo que sucedía, estaba casado con Nie MingJue, tenía un hijo con él, pero desde que ese maldito forense japonés llegó, le hervía la sangre.

Posiblemente MingJue no lo nota, y es más que obvio que jamás lo notará, pero las miradas del japonés hacia su esposo, no eran exactamente de admiración.

GuangYao ya había lidiado una vez con él, cuando en plena  borrachera con los compañeros de trabajo, el nipón trató de coquetearle a Nie MingJue, quien estaba muy ebrio como para mantenerse despierto o consciente.

Justamente ahora, debía impedir que saliera de esta casa.

Habían terminado un caso de homicidio que también le correspondía al gobierno japonés, así que ahora se reunirían para beber y festejar el exitoso cierre del caso.

—¿Y si no vas?—MingJue suspiró—tengo que ir, mis jefes estarán ahí también—aclaró—cariño, hay mejores cosas que hacer acá en casa, no es necesario que salgas a beber, tus jefes entenderán, si les dices quién es tu suegro, comprenderán—MingJue hizo una mueca—odio el nepotismo—GuangYao sintió un tic en el ojo y respiró profundo.

—Sólo no vayas—MingJue lo observó—mis jefes estarán ahí, y hay una posibilidad de que me aumenten el sueldo—mencionó bajando las escaleras.

—¡Nie MingJue!, ¡Vuelve aquí!—oyó la puerta cerrarse.

. . .

—¿Qué hago si mi esposo no me escucha?—le preguntó a su madre—bueno, cuando tu padre no me escucha, simplemente le hago saber que quiero que me preste atención—pareció dudar.

—Madre, ¿alguna otra cosa?—Tong Jia encogió los hombros.

—¿Sucede algo entre Nie MingJue y tú?—GuangYao suspira—si se divorcian, tu habitación sigue intacta—añade su padre leyendo un libro.

—Papá, no me voy a divorciar—Jin GuangShan suspira—ya dije lo que tenía que decir, si se divorcian RuSong y tú se pueden quedar aquí—se levanta y se va al patio a seguir con su lectura.

—Sigue un poco resentido con él, y creo que con Nie HuaiSang también—menciona—pero, aún es de noche, aún debe estar allá, ¿por qué no lo acompañas? Así lo podrías vigilar, creo—GuangYao abraza a su madre y sale de la casa.

Tong Jia suspiró.

—Esperemos que no sea nada malo—.

. . .

—¿Por qué nos arrastraste a esto?—le susurra XuanYu—porque desconfío de las personas con las que se va reunir MingJue—ZiXuan se le queda viendo a GuangYao.

—¿El japonés está ahí?—XuanYu también observó a GuangYao.

—Sí, ese idiota está ahí—bufó.

—Le iba a llamar a A Su, pero ella sigue en Milán, vendrá para el cumpleaños de Er Ge—menciona, con la vista fija con los binoculares en la ventana del bar.

Los tres Jin en el auto, vigilando al Nie mayor.

. . .

¡Que difícil es ser hermano mayor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora