- Sherlock, Sherlock -insistía John con voz quebrada- Sherlock hay que ir... Sherlock
- ya oí, John. Déjame tranquilo
- estás siendo muy intransigente, hermano mío
- ella murió, Mycroft. Y nada la hará volver... -decía el menor demostrando sus emociones que tanto evitó cuando estabas con vida.
- lo sé, es lo único que los humanos tenemos seguro... Ahora, vístete, lávate la cara y vamos a prepararle el funeral que merece -ordenó el mayor.
Sherlock lo miró a los ojos, en sus iris se reflejaba el dolor de haber perdido a alguien como tú, se levantó con extrema melancolía y fue a su habitación para vestirse, intentó agarrar la camisa para ponérsela, pero no poseía la energía para prender botón tras botón. Cuando estuvo listo bajó junto a la compañía de su hermano y mejor amigo, sus ojos denotaban el no haber dormido y su caminar era el de alguien sin energía.
- cuando tú y yo seamos grandes resolveremos crímenes en un barco pirata -decías con tu dulce voz a los 5 años.
- ¿yo estaré contigo? -preguntó el pequeño con rizos azabaches.
- claro que sí, tú eres mi mejor amigo, barba amarilla -reíste y abrazaste al pequeño Sherlock.
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(Imaginen que son tú y Sherlock de pequeño :v)
- Sherlock -lo llamó el médico militar haciéndolo entrar en razón.
- ¿sí? -preguntó mirándolo confundido.
- señor -dijo el vendedor- la joven no tenía una reserva, le enseñaré las que serían perfectas para ella -Sherlock asintió levemente y Mycroft le dió un pequeño empujón para que empezara a caminar.
Cada paso que daba lo sentía como clavos en sus pies, no sabía si lo más duro era tener que elegir tu ataúd; una para la única amiga que tuvo en el mundo, o que en su cabeza sonaba tu voz trayendo recuerdos de su infancia.
- Feliz día niños, sonrían -decía la maestra mientras les sacaba una fotografía por el festejo hecho por el día de la amistad.
- detesto este color -dijo uno de los niños que llevaba ropa marrón.
- al menos no te tocó el negro como al fenómeno -respondió uno del grupo señalando a Sherlock, el cual estaba en una esquina leyendo sobre crímenes.
- llegué -gritaste mientras corrías- disculpe maestra, a mamá se le hizo tarde
- no te preocupes. Ahora que llegó ___, tomen los globos de sus colores de vestimenta para repartirlos entre todos...
- Holmes no es mi amigo, o le daré nada -dijo el niño que llamó fenómeno al de rizos. Tú tomaste tus globos y pasaste junto al abusivo pisándole el pie con fuerza para hacerlo gritar.
