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Lía se dio cuenta al instante de quien se trataba el sujeto que los vigilaba, podía, aparte de verlo, sentirlo, su olor era muy reconocible. En cambio Aiden no se dio cuenta de su presencia, porque estaba de espaldas y además tenía su vista concentrada en la comida.

-¡Oye!¡Matt!- llamó la muchacha al moreno que estaba un par de metros enfrente, se sonrojó al instante, pero aún así no dejó de ver a Aiden, el cuál se dio vuelta al escuchar el nombre del que estaba siendo llamado. El castaño le dio una sonrisa tímida, la cual Matthew respondió con otra- acércate, sólo los pervertidos acosan a las personas y como lo haces tu la verdad ni para eso sirves- respondió Lía entre risitas.

Matt, por su parte, se sentó al lado de Aiden mirando mal a su hermana, por el insulto que le había dado. Aunque el castaño se sentía “incómodo”, no iba a quejarse.

-Deberías tenerme más respeto, soy mayor que tú- regañó el moreno a la castaña. Y era cierto, aunque sólo se llevaban año y medio.

-En edad eres mayor, pero no cerebralmente troglodita- respondió Lía con su tono sarcástico, lo usaba siempre y siempre lo usaría.

En ese momento Aiden sintió que se le derrumbaban las ilusiones. Lia es su novia. La forma en la que se trataban, eran un par de tortolos. Tanto se ilusionó y terminó siendo heterosexual su crush, aunque ya se lo esperaba, pero esta situación no.

-A veces pienso que compartir sangre contigo debe ser de lo más repugnante- respondió enojado el más grande. ¿Compartir sangre? Ellos…

-¿Son hermanos?- preguntó confundido Aiden viendo esa escenita que hacían los dos muchachos.

Ambos se miraron, Matt y Lia,  con un poco de odio, resentimiento, asco y sarcasmo, no se llevaban tan mal, pero es como si no se aguantaran el uno al otro. El odio era mutuo, pero ellos sabían que en el fondo sentían mucho amor.

-Por desgracia- respondió al momento Lia con ese sarcasmo hiriente y frio- literalmente si pudiera eliminarlo, con gusto lo haría, pero mi madre no me lo permite- Dijo la castaña.

Matt la miro con los ojos entrecerrados, con bronca, lo estaba dejando mal frente al chico que apenas conocía. Maldita estúpida, si pudiera yo también te eliminaría de la faz de la tierra.

-Si, si, ya te escuchamos Lia y a nadie le interesa lo que piensas- Dijo el muchacho con toda la crueldad del mundo. Su ego es lo que puedo atacar, es su única debilidad.

-¿Sabes que? Púdrete Matthew, y vete que estoy con mi nuevo amigo- Lia tenía la intención de echarlo (No era muy difícil saberlo) pero el moreno no iba a ceder tan fácil.

Matt mejor que nadie sabia lo muy celosa que era Lia en cuanto a sus amistades, y que todo aquel que se atreva a volverse amigo o acercarse a tal amistad, tendría una muy grave consecuencia.

-Él también es mi amigo, estamos en la misma clase, y además lo conocí antes que tú- Dijo con un tono desafiante el moreno. La respuesta dejó petrificada a Lia, la cual no se esperaba esta situación. ¡Mierda! Matt es un hijo de puta.

Tú eres la hija de puta, idiota. Le respondió Matt por el vínculo de la manada.

¿Si te das cuenta que somos hijos de la misma madre? Preguntó sarcástica la muchacha. Típico de ella.

¿Si te das cuenta las estupideces que dices? Matt dejó sin pensamientos a la castaña, literalmente.

Aunque no dijeron ni una sola palabra con la boca, si se miraron fijo por un buen rato, dejando a el pequeño Aiden con una tremenda confusión. No sabía que pasaba. Y le resultaba muy raro que ambos se enojaran sin decir ni una sola palabra.

-¿Por qué se miran tanto?- preguntó un joven guapo que parecía haber llegado de la nada.

Ambos hermanos lo miraron y se dieron cuenta al instante de quien se trataba. Era un poco más bajo que Matt, pero más alto que Lía, sus ojos irradiaban dulzura, bueno, al menos así le parecía a la castaña.

-¡Josh!- exclamó sonrojada Lía, esta le dio una enorme sonrisa, la cual le fue devuelta al instante.

-¿Quién es el chico?- preguntó intrigado Josh, quizás con un poquito de celos.

-Se llama Aiden y es mi amigo- respondió Matt con una enorme sonrisa, acto seguido paso su brazo por el hombro del más pequeño, haciendo que este sintiera cierto cosquilleo.

Matt por su parte, se sentía un tanto caliente y satisfecho con dicha situación, le parecía muy agradable sentir la piel y el calor del muchacho. Y Aiden, bueno… el estaba derretido, pero no se hacía notar.

Después de una larga charla sobre las vidas de cada uno y lo muy mal de amores que estaban todos, terminaron de comer y se levantaron.

Obviamente esto no iba a quedar ahí, un pelo negro se cruzó frente a Aiden y le dio un “ligero" empujón.

-¡Ups! Discúlpame marica- Dijo el tipo mirando como Matt levantaba a Aiden del suelo.

-Nathan…- susurró el mayor con aires de que estaba llegando la ira a su cabeza.

Aunque eso no llegó del todo, levantó a Aiden del suelo y trataron de irse. Querían evitar problemas.

-¿Lo conoces?- preguntó intrigado el castaño.

-Es mi primo-

A Aiden literalmente se le congeló la sangre, empezó a sudar frío y su corazón se aceleró a 1000 por hora. Matt sintió ese miedo, ese dolor e incomodidad.

Pero no dijo nada.

Lo llevó a su casa y luego volvió a la suya. Donde obviamente una castaña lo esperaba sentada en el sofa como una madre psicópata cuando su hijo llega de una fiesta de la que tuvo que escapar de su casa sin permiso.

- No entiendo- Dijo Lía confundida, puso las manos en los bordes del sofá y se levantó bruscamente hasta donde estaba Matt.

-¿Qué es lo que no entiendes?- preguntó Matt para responder a sus dudas, aunque la verdad no estaba de ánimos.

-¿Por qué sientes tanta conección con el humano?-

-Porque creo que es mi mate-

 



































Licantrophes: La Manada Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora