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Lía miró a Matt dudosa, sabía muy bien que el puesto de alfa para la herencia de las manadas “Luna Llena” y “Luna Creciente” estaban en juego, y que si su hermano encontraba a su pareja, este sería el alfa de ambas manadas dejando fuera a Nathaniel.

-No mientes ¿Verdad?- dijo la castaña levantándose del sillón de la sala- no lo haces para conseguir el puesto de alfa ¿O si?-

Matt suspiró, sabía que le había hecho bromas a su hermana, y quizás por ese motivo su comentario no era muy creíble. Aún así le dolió la duda de su hermana, y más cuando se trataba de un tema tan serio como ese.

-Lía, sabes que con eso no bromeo. Además, ¿no te diste cuenta como lo miré? ¿como conectamos?- preguntó obvio. El sabía que su hermana notó que hubo una conexión. Es tonta, pero tampoco tanto.

Lía pensó, no quería dudar de su hermano, pero en este tipo de situaciones era más que necesario entrar en esa duda.

-¿No será que simplemente te parece lindo? Quizás solo te calienta, yo vi al chico, es pequeño como un omega, a mi también me calentaría- respondió de lo mas normal. Y era cierto, Aiden era pequeño, era del tamaño promedio de un omega.

Pero Matt estaba seguro de lo que sintió. No era una simple calentura, no solo le parecía lindo, el lo quería exclusivamente para el y no pensaba en compartirlo, ni mucho menos dejarlo. Cuando un alfa conseguía a su mate es imposible separarlo de el.

-No es solo eso, pude sentir lo que un lobo siente en su mate, el es todo lo que quiero, para mi y nadie más, solo él- una pequeña sonrisita se le escapó a Matthew, de solo pensarlo le daba la sensación de tener acidez en el estomago.

A Lía le bastó con eso para darse cuenta de que Matt estaba siendo sincero. Ella nunca lo había visto así, tan… enamorado. Parecía como un zombie o un loco que a cada tanto sonríe de su propia locura.

-Pero ¿y si es hetero?- preguntó Lía, aunque sabía que no era cierto solo quería sembrar la duda en su hermano. Porque simplemente le gustaba molestarlo y asustarlo.

-Imposible- respondió el más grande con mucha seguridad- pude verlo y analizarlo, ese chico es totalmente gay, solo lo se-

Lía sonrió. Se sentó en sillón de nuevo y elevó su mirada. Quería asustarlo y hacerle dudar. Algo muy común en ella. Tomó aire para responderle y dijo:

-¿Tu que sabes? Hay que dejar esos estereotipos y prejuicios sobre la gente. No todo es como se ve-

-¿Y tu desde cuando tienes la capacidad de razonar?- Matt soltó una carcajada, corta, pero la necesaria para molestar a su hermanita.

Como anteriormente había dicho Matt, Aiden era gay, y de eso Lía estaba consciente. A Aiden se le notaba, y no por gestos o movimientos, sino por la forma de mirar. Y la forma en que miró a Matt no era para solo ser amiguitos.

-Ok si, tienes razón. Pero, recuerda que el es humano, técnicamente los humanos no pueden saber de nuestra existencia, y eso no lo excluye- aunque Lía aceptó la derrota, su comentario sobre las leyes de la manada eran claras: Ningún humano podía saber sobre su especie, eso pondría en peligro a su raza y a su gente.

Pero Matt era tonto, pero sabía contraatacar, sabía que existían leyes que abalaban y apoyaban a quienes eran mates.

-Sabes que también las manadas deben aceptar a los mates sea quien sea, en ningún momento nos excluyen de los humanos- dijo Matt con su tono de “No me voy a rendir tan fácil”. Lía suspiró y otra vez le dio la razón a su hermano.

-¿Y si Aiden se asusta?¿Que tal si le dices y te rechaza?-

En ese momento Matt no supo que decir. Su hermana decía la verdad, quizás Aiden se asuste por los hombres lobo, quizás sea un sociópata y rebele el secreto de las manadas, habría muchos muertos, podrían llevar a la especie a su extinción.

Licantrophes: La Manada Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora