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A Matt le empezó a hervir la sangre, su hermana y su primo podían sentirlo, pero a Nathaniel no le importaba, ya habían peleado varias veces, ambos son igual de fuertes. Aunque con la ira de Matt quizás tenga ventaja.

-¿Siempre te la pasas molestando?¿O sabes hacer otras cosas también?- dijo Aiden aún subido en el árbol. Esta vez no se dejaría humillar por el pelinegro. Además tenía la protección de Matt y Lía.

-Parece que alguien quiere volverse hombre- respondió burlón Nathaniel.

Matt ya no aguantó más la ira, caminó hasta donde estaba su primo y lo tomó del cuello, elevándolo un par de centímetros del suelo. Aunque era normal que un alfa tuviese esa fuerza, a Aiden le parecía descomunal la manera en que lo levantaba del cuello.

Nathaniel se estaba ahogándose de la presión que Matt usaba. Y aunque a Lía le gustaba ver ese sufrimiento, sabía lo peligroso que era hacer ese tipo de actos frente a un humano.

-Matt, suéltalo-

-Voy a matarlo- la voz que escuchó Lía parecía ser muy grave, como si un dragón pronunciara esas tres palabras.

-Piensa en Aiden, mira lo asustado que está de ti-

Matt se volteó a ver al castaño. Se veía con cara de sorprendido desde el árbol. Hasta asustado me gusta. El moreno no sabía que hacer. Si soltar el cuello de Nathaniel o seguir presionando hasta que deje de respirar por el simple hecho de molestar a Aiden Morgan.

Suspiró rendido. Volvió a cruzar la mirada con el pelinegro. Una mirada de asco, simplemente quería dejar de verlo. Era nauseabundo. Vomitivo.

Nathaniel cayó al suelo y retomó la respiración. Al principio le costó un poco, por haber estado por un tiempo siendo apretujado por el Alfa.

Se sentía humillado, como si fuese un sucio omega.

-Vete de aquí ¡Ahora!- gritó Lía. Ella debía ser la controlada en ese momento. Debía estar lo más consiente posible para no transformarse.

Transformarse.

Matthew no están a muy lejos de cambiar de forma frente a el castaño. Con tal de honrarlo era capaz de todo.

No dejaré que esa rata lo humille.

El celular de Lía sonó. Era un mensaje de su madre, le avisaba que la comida ya estaba lista, y que tratase de no enojarse.

Es imposible si está ella.

-Debemos ir a comer, mamá nos espera- Dijo la castaña a su hermano. Quería evitar ir, por eso había invitado a Aiden al centro comercial.

Todo para evitar esa comida "Familiar".

-Ve tu primero, yo me quedaré un rato con mi amigo- respondió Matt, luego volteo a ver el rostro del chico. Quiero quedarme y saber quien le gusta- Claro, sólo si Aiden está de acuerdo-

El castaño se puso rojo como un tomate. Quería quedarse, pero sabía que le iba s preguntar por la persona que le gustaba, que obviamente era Matthew. El muy maldito va a preguntar eso. Aún no es hora de revelar ese secreto.

Entre más pasaba más rojo y tímido se ponía. No sabía que responder. Estaba petrificado, congelado.

-¿Aiden?¿Qué vas a hacer?- preguntó Lía ya un poco colmada de la paciencia. No por Aiden, sino por la comida.

Apresurate. Tengo hambre.

-Sí, quiero quedarme con Matt-

Lía sólo asintió y luego se despidió para ir corriendo hasta la mansión donde su madre la esperaba con comida.

Licantrophes: La Manada Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora