Davulio...

parte 90

Por la mañana, el primero en despertar es Julio, siente la presión que el cuerpo de Dave hace sobre su pecho, no se queja, incluso le ayuda a estar más relajado, acaricia el cabello de su amigo y deja escapar un suspiro, si él se ha sentido mal cuando recuerda lo que le hicieron, no quisiera estar en el lugar de David, aunque quisiera quitar esa tristeza de su amigo por lo menos un día, tristemente no puede hacerlo, solo puede estar ahí con él, acompañándolo

-Dave- hablo bajo moviendo un poco al nombrado -Dave despierta, es hora de levantarnos- el contrario se removió un poco, abrió un poco los ojos y volteó a ver a Julio

-Julio- dijo aún adormecido -Buenos días- se quitó del pecho del López y frotó sus ojos

-Buenos días- volvió a poner su mano sobre el cabello de Dave, no supo cuando ni como, pero esa sensación se había vuelto una de sus favoritas -¿Cómo te sientes?-

-Mejor que en la madrugada- respondió sentandose y viendo hacia la lámpara de noche -¿Te acuerdas lo que dije en la noche?- preguntó

-¿Lo de que ya no querías ir a la escuela? Si, me acuerdo- Julio se sentó enfrente de su amigo, tomando sus mano entre las suyas -Era mentira, ¿Verdad?- David negó lentamente

-No, no es mentira, ya no quiero ir, no quiero que me vean y se burlen- agachó un poco la cabeza

-¿No hay nada que pueda hacer para evitarlo?- Dave volvió a negar

-Quiero estar aquí, en mi casa, aquí me siento seguro, eso es lo que quiero, estar tranquilo- su voz se cortó un poco, Julio levantó las manos de su amigo dejando un beso en ellas

-No te voy a decir que regreses a la escuela, se que te sientes mal...y por eso...yo tampoco iré- hablo dibujando una sonrisa -No puedo ir y fingir que estoy bien si tú no estás ahí- sus ojos comenzaron a cristalizarse -No quiero estar en la escuela si no es contigo- sus mejillas se humedecieron

-Julio- fue todo lo que pudo decir Dave, veía al rostro cubierto de lágrimas de su amigo, sus mejillas igual se mojaron con lágrimas antes de que se soltará de las manos de Julio y lo abrazara fuertemente, queriendo que ningún día su amigo se alejara de él -Gracias-

Ambos chicos estuvieron unos momentos así, sin pensar separarse, cuando por fin lo hicieron, sus rostros habían enrojecido

-Debemos decirle a nuestros padres, ¿verdad?- hablo Julio, David solo asintió

-Sera difícil, yo quería volver a la escuela, pensé que las cosas no podían ser igual de malas, pero ya ví que si- hablo el morenito -Julio, yo solo quiero seguir mi vida normal, ¿es mucho pedir?- dijo forzando una sonrisa con una lágrima en la mejilla

-No lo sé, pero al menos podemos pasar tiempo juntos, no seré la mejor persona del mundo, pero espero ser una que mejore el tuyo-

Ambos chicos se dedicaron una sonrisa, sabían que la noticia de su renuncia a clases presenciales era necesaria, casi obligatoria, así que, sin mucho ánimo de levantarse de la calidez y comodidad de la cama, bajaron hacia la sala, dónde ya se encontraban los padres de David, estos los vieron y saludaron con una sonrisa amorosa y preguntaron el típico como habían dormido, no querían poner mal a Dave de nuevo al recordarle más la situación por la que pasaba el niño

-Mamá, papá, queremos hablar con ustedes- las palabras tomaron rápidamente la atención de los adultos

-Esta bien hijo, vengan siéntense- hablo la mujer

Los niños se acercaron a la sala y tomaron asiento el uno al lado del otro, estaban sentados de frente a los mayores, sus corazones latina acelerados, sus manos temblaban y sus miradas iban de un lado hacia otro