parte 81

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-Hijo- hablo Robert sentándose en uno de los sillones de la casa -Ven, siéntate- indico

-¿Qué pasa papá?- se sentó en otro de los sillones, Julieta se sentó junto a su esposo

-Dave, ya nos dieron la cita con la psicóloga, es mañana- informo Julieta

-Mañana- repitió en bajo -Esta bien... gracias- dijo luego de algunos segundos en silencio

-Hijo, no tienes nada que agradecernos es lo que debemos hacer cómo padres y más que nada porque te amamos- hablo Robert sentándose junto a Dave, la mujer imitó su acción poniéndose del lado contrario

-Estaremos en todo momento contigo, no te dejaremos solo en este camino tan difícil- dijo Julieta abrazándolo por los hombros, seguido de su esposo

-Los amo papás- paso sus brazos por atrás de los adultos y los abrazo por el cuello, juntando las cabezas de los tres

-Vamos a ver qué preparamos de comer, Blanquita y Jesús están con tu abuelita, si quieres puedes ir a tu cuarto o a bañarte- indico la única mujer poniéndose de pie

-O nos puedes ayudar si quieres- continuo Robert

-Me voy a bañar para quitarme está ropa, aún está un poco humenda- se puso de pie y subió a su habitación, cerró la puerta y se metió al baño, tomo una toalla y cubrió el espejo que había sobre el lavabo, se quitó toda su ropa y se metió a bañar, tratando inútilmente de limpiar los moretes aún visibles en su abdomen

Al día siguiente

David se levantó con pereza de su cama, se puso sus pantunflas y fue al baño a lavarse la cara para poder despertar totalmente, aún no quitaba la toalla del espejo, salió de su habitación y bajo por un vaso de agua, aun no había despertado nadie, bebió el agua y subió de nuevo al cuarto, se recostó boca arriba y abrazo una almohada

-Terapia...nunca pensé necesitarla- dijo para si, cerro sus ojos tratando de pensar como sería el lugar, así lo hizo, imagino un consultorio blanco con un ventanal que dejara ver hacia la calle o a un parque, el acostado en una cama de las que usan los psicólogos o en un sillón, hablando sobre lo que sentía, sobre lo que le pasó en aquella casa, al recordar eso varias imágenes pasaron por su cabeza, hombres desnudos frente a él, viéndolo, abrió rápidamente los ojos y se aferró a la esponjosa almohada -Estoy bien- se dijo -No me harán daño- apretó más fuerte tratando de que esas palabras quedarán claras en su memoria

Algunas horas después Dave iba en el carro con sus padres, directo al consultorio, se estacionaron frente a lo que parecía una casa, aunque había un letrero que informaba sobre la consulta psicológica, salieron del auto y pasaron por las puerta de aquel lugar, por dentro parecía una sala de espera, había asientos y una recepcionista, parecía la entrada de un hospital

-¿Cómo te sientes Dave?- pregunto Julieta

-Bien, un poco nervioso- respondió con la cabeza un poco agachada

-Toda estará bien hijo, no tienes de que preocuparte- lo reconfortó Robert

-Lo se, solo son nervios por estar aquí, pronto se pasarán- levantó su mirada viendo a sus padres

-¿David Copper?- pregunto una mujer acercándose a la familia Copper Aguilar

-Soy yo- contesto un poco bajo el nombrado

-Acompañame- hablo con una cálida sonrisa, la mujer no era muy grande de edad, 35 años, de piel ligeramente bronceada y cabello un poco largo, castaño claro, amarrado en una coleta alta, llevaba puesto una camisa de manga larga, blanca y sobre de ella un chaleco marrón, jeans azul marino y unos botines del mismo tono que el chaleco

Davulio...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora