Salí del baño nerviosa, ¿Cómo se lo tomarían los estudiantes? ¿Ya lo sabían? Mordí mi labio y me dirigí al club del consejo estudiantil primero. Toqué y abrí la puerta, se quedaron embobados mirándome, ¿Tan mal me quedaba?
— Eh... Bueno, creo que no me queda bien —dije y di media vuelta dispuesta a irme.
— ¡No! —exclamó Megamo-kun. Se aclaró la garganta.— No, te queda bien. Ve a patrullar, si necesitas ayuda habla con cualquiera de nosotros aunque creo que no haremos falta, ¿Cierto? —asentí, idiota.
Hice caso y comencé a patrullar, empecé por los pasillo, nada raro. Luego, fui al patio a paso lento, estaba muy nerviosa. Al llegar algunos se veían sorprendidos, otros felices y a los demás meh, Yanagi se veía sorprendido
Lo vi acercarse con rapidez y tomarme del brazo.
— ¿Qué haces con ese uniforme? —habló entre dientes, su respiración era entrecortada.
— Pu-pues acepté la propuesta que me ofrecieron —contesté confundida, no entendía su comportamiento, ¿Qué tiene de malo que ahora sea parte del consejo estudiantil?
— No puedes ser —dijo enojado tocando su cabeza desesperado.— Irás a donde están esos bastardos y dirás que fue una mala decisión, que ya no harás parte.
¿Qué? ¿Está loco, no?
No podía dejar pasar esta oportunidad, desde muy pequeña siempre quise ser parte del consejo estudiantil y ahora que estoy, él quiere quitarme mi oportunidad. La sangre me hervía, apreté mis puños.
— No —hablé con firmeza.— No puedes decirme que hacer, Yanagi. Quiero esto y no dejaré que nadie me lo arrebate —me solté de su agarre y seguí con mi trabajo, los Aishi en este momento éramos el centro de atención.
***
Narra Yanagi.
La vi irse, tragué en seco y me fui al club del consejo estudiantil. No iba a dejar que esto se quedara así sabiendo que mi hermana podría estar en peligro.
Recuerdo los días donde éramos solo mi padre, mi madre y yo. Al nacer, llegué roto, no lograba sentir nada por algo o por alguien, me parecía irrelevante. Mi padre trato de ir con varios médicos para que me ayudaran, nada funcionaba y me mi padre cada vez más le desesperaba y entristecía. Mi mamá trataba de calmarlo diciéndole:
"Cariño, no te preocupes. Ya llegará alguien que lo repare y haga sentir su corazón como si fuera a salirse. Mejor tu y yo relajémonos."
Esto solo alertaba más a mi padre porque sabía que se repetiría la misma historia, ¿Me importa? No, ¿Creía en lo que decía en mi madre? Tampoco.
Yo solo existía, era como una roca. Los niños me molestaron por un tiempo hasta que golpeé a uno con fuerza que lo mandé al hospital, lo había visto en la televisión y funcionó ahora todos me tenían miedos mas no causaba gran revuelo en mí.
Un año después nació Ayano... Ella fue quien me reparo, demos un paro ahí, no me gusta mi hermana, la amo de manera fraternal. Mamá se había equivocado, y me alegraba de que lo hiciera. Hasta podía decir que ella era como mi hija, cuando mis padres estaban muy ocupados—mi madre alejándonos de nuestro padre porque para ella, la única que merecía la atención de él era ella— Me encargué de que ella siempre estuviera feliz y no le faltara nada, muchas veces saqué de mi propio bolsillo para complacerla, porque al fin y al cabo mi medicina era su sonrisa.
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¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]
Random- ¡Buenos días! - saludó con alegría. Su dulce voz me tranquilizó, sus hermosos ojos grises me llevaron a un mundo diferente y su encantadora sonrisa me enamoró. Solo la deseo para mí, ella es la chica de mis sueños, mi perdición, mi luz en la oscur...