35 - Te mataré.

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Días después.

Narra Yanagi.

Entré sigilosamente al club, sin ser visto por nadie y con ayuda de Info-kun al apagar las cámaras. Al entrar solo pude ver oscuridad.

— Es bueno volverte a ver. —dijo detrás de mí encendiendo las luces, y por fin ver el lugar desordenado y con un montón de equipos.

— Veo que sigues siendo el mismo desarreglado y estúpido de siempre. —respondí.

— Gracias, es bueno saberlo. —me miró sonriente y volvió a sentarse en frente de la computadora.

Me acerqué a él viendo varias pantallas negras con códigos verticales, no me tomé mucho la molestia de entender, él luego me explicaría.

— ¿Y? ¿Ya encontraste algo?

— El paradero de Ayano lamentablemente no, es más difícil de lo que pensé, él sabe que la estamos buscando. —resoplé enojado al escuchar su respuesta.— Sin embargo, encontré algo que destruirá a los Saikou, ¿Sabías qué tenían una red de trafico de menores? —sonrío de lado, al igual que yo. 

— ¿Tienes fotos o videos que lo prueben?

— ¿Con quién crees que estás tratando? —se hizo el ofendido y me lanzó un sobre con unas memorias USB y varias fotos donde se veía con claridad a los Saikou vendiendo a las menores. Satisfecho sonreí.— Dentro de unos minutos llegaran a manos de NHK*

— Ahora sí están jodidos.

— Y ve a vigilar a esos revoltosos, también están haciendo lo posible por buscar a Ayano y sabes que donde se entere Mega-

— Morirán —argumenté y sin mirar atrás volví a salir de ahí, sin la necesidad de despedirme.

Esta vez salí más despreocupado sin importarme, grave error, tuve que encontrarme a mitad de pasillo al vicepresidente del Consejo estudiantil.

— Es mejor que ni lo intentes. —bramé cuando lo vi meter su mano al bolsillo para sacar el estúpido spray.

— ¿Qué haces aquí? —lo mantuvo en su mano dispuesto a echármelo.

— Buscando alguna pista que pueda llevarme al paradero de mi hermana.

Lo vi sonreír sin gracia alzando el spray dispuesto a todo. Antes de que solo pudiera presionarlo, se lo quité de una patada y me tiré sobre el sacando mi cuchillo.

Parte sensible para algunos lectores.

Lo puse en su cuello con una sonrisa, lo vi tragar duro.

— Pobrecito, siempre siendo la sombra de esa mierda. —llevé el cuchillo hasta su mejilla donde ejercí presión así cortándola con un poco de profundidad. Upsi, se me pasó la mano. Lo oí quejarse intentando escapar.— ¡Quédate quieto, mierda!

Tomé su cabeza y la golpeé con fuerza contra el piso, esto hizo que perdiera una poco la conciencia. 

— Como no podías tener el puesto, te tocaba ser su sombra o no serías nada. —susurré en su oído y lo tomé del cabello arrastrándolo con esfuerzo hasta el club del consejo estudiantil.

Aún así intentaba luchar, pero el golpe que le había dado lo dejó muy desorientado que le era difícil ponerse en pie o luchar bien. Al entrar lo tiré contra una de las sillas y saqué unos guantes. al colocármelos me acerqué a él y con  una sonrisa lo apuñalé en el pecho, un poco de sangre me cayó encima, no me importo y seguí mi cometido tomando uno de sus dedos para cortarlo. Al principio fue difícil al no tener un arma más practica para estos casos, pude escucharlo gritar de dolor, me dio igual yendo hasta la mesa del consejo y agarrar una hoja blanca, escribiendo un lindo mensaje para Megamo con la sangre del imbécil.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora