25 - Jamás.

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Narra Ayano.

Los días pasaron siendo fúnebres. Me encontraba en el hospital... De nuevo, estaban haciendo varios exámenes y de vez en cuando un psicólogo venía a visitarme—cortesía de la escuela para todos los estudiantes—, El doctor dijo que tenía indicios de anemia y diabetes, un montón de medicamentos y dietas fueron recetada; La mayoría del tiempo me mantenía callada y las respuestas que le daba eran escasas cuando algo preguntaba el psicólogo. 

Las noticias no paraban de hablar de lo que sucedía en el instituto, viendo como el director intentaba tapar todo con dinero... Bufe molesta. El caso de lo que había estado sucediendo en la escuela empezó del ataque, sin embargo, lo único que hacían eran correr en vueltas sin sospechar de nada, y nos habían ocultado que se estaba haciendo una investigación, tuvimos que enterarnos por las noticias. 

Apagué el televisor cuando vi a mi madre entrar enojada, detrás venía Yanagi con tranquilidad, algo había hecho para despertar la furia en Ryoba Aishi, algo que era casi imposible de hacer.

— ¿Por qué no les has dicho nada a la psicóloga? —me miró con tanta furia que siento que sería capaz de asesinarme con ella, le mantuve la mirada pero una tranquila, esto la hizo enfurecer. Algo no muy común en ella— Te lo volveré a repetir una última vez y espero que respondas por tu bien.

No se de dónde saque mis agallas, siempre fui una persona muy obediente, unas veces sumisa y buena hija, en estos momentos no deseaba hacerlo. Sonreí con sarcasmo, burlándome de ella, mamá parecía un tómate y Yanagi se contenía para no reírse solo que dejó de hacerlo cuando vio las intenciones de mi madre, agarrarme del cabello.

— Ni sé te ocurra tocarla —tomó su brazo con fuerza, cada vez lo veía más rojo. La misma mirada que ella había utilizado en mí, ahora él la estaba utilizando en nuestra progenitora.— Madre, siento que no me has entendido, todo lo que pase con Ayano, lo que sienta, lo que piense, lo que coma y hasta lo que respire lo debo saber YO, y sí alguien trata de hacerle daño le cortaré la garganta —fue una amenaza directa hacia ella, que la dejó boquiabierta, a mí no, ya estaba acostumbrada a que dijera ese tipo de cosas, sabía que él no era capaz de hacer tal cosa... Creo.

Esto no era propio de ella, ¿Quién creería que la gran Ryoba, ama de casa y "amorosa" con sus hijos y esposo estaría a punto de explotar? Esto me hizo ensanchar mi sonrisa, primera vez que sonreía luego de ese incidente. 

—¿Puedes largarte, mamá?  —pedí con falsa amabilidad, cosa que ella no se trago pero sé que quería irse. Antes de irse, miró mal a Yanagi y se fue azotando la puerta.

Al irse, toca la fachada de mi hermano decayó. Pude notar sus ojos tristes, más delgado de lo normal y mordía su labio con fuerza... Evitando las ganas de llorar al verme, sé que me veía fatal y eso a él le dolía. Le sonreí con tristeza y estiré mis brazos, mi cuerpo pedía a gritos el suyo con urgencia, sentir su calidez y su aroma que me recomponían de todo y me hacían querer seguir adelante. El había hecho un buen trabajo como hermano.

— ¿Tu y yo siempre hasta el final de los tiempos? —dijo esa característica frase que prometimos cuando éramos pequeños.

 — Siempre, somos el Equipo alfa buena maravilla onda dinamita escuadrón lobo —reímos ante el nombre, él quería uno diferente pero me dejó elegir solo por verme feliz. 

— No importa que pase, nadie jamás podrá separarnos —unimos nuestras frentes y cerramos los ojos, dejándonos llevar por el íntimo momento, muy pocas veces los tenemos y cuando los tenemos los apreciamos como si eso dependiera de nuestra vida.

Nos separamos y nos miramos directamente a los ojos, no necesitábamos utilizar palabras para decir lo que sentíamos, con una mirada bastaba. El mejor hermano que me pudieron dar.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora