29 - Lo único que sabes hacer es preocuparme, tonta.

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No, por favor, tú no... ¿Dónde quedo el brillo de tus ojos? Me miras, sonríes con felicidad mas esa felicidad no llega a tus ojos, ¿Qué te hicieron?

¿Dónde esta tu genuinidad? 

¿Dónde esta tu brillo?

¿Dónde esta mi Ayano? 

Te abracé con delicadeza, temiendo romperte, más de lo que ya lo estás. ¿Soy un mal hermano, verdad? No te cuide como debía, estuvo mal que empezara a preocuparme en mí, tu eres mi mayor prioridad

— ¿Recuerdas cuando tenías cinco años y me abrazaste llorando pidiendo que nunca me fuera de tu lado? —ella miró por un momento al suelo asintiendo.— Bueno, ahora la diferencia es que te lo estoy pidiendo yo y tengo diecinueve años... Por favor, no lo hagas, eres lo único que tengo y lo único que quiero.

Me abracé más a su cintura. 

Sería incapaz de hacerle daño. Lloré por primera vez en muchos años, en frente de ella. Sentí como me acaricia y dejaba un beso en mi coronilla.

— Si cumples tu promesa, entonces yo también lo haré  —susurró con su voz ronca. La miré, "sonriendo", asentí y repartí caricias por su espalda.— El doctor ya me dijo todo lo que tengo, ¿Estás molesto conmigo?

Lo pensé un momento.

— Lo único que sabes hacer es preocuparme, tonta.

Rio abrazándome. 

 — No me da risa, tarada. Hablo en serio, come bien, duerme bien, cuídate. Es lo único que te pido, a la gran mierda tus estudios y el consejo estudiantil, ¡Importas solo tú! —hablé con el corazón en la mano. Era solo con ella que me comportaba así, que era cursi, que era cariñoso. Solo Ayano podía ver la mejor parte de mí.

— Cuando estaba allá  —comenzó ha hablar, le presté toda mi atención.— Sentí que alguien estaba ahí protegiéndome. Era como si Oko me estuviera abrazando —confesó. Quedé congelado, y aliviado a la misma vez. 

Sabía lo que había hecho el ocultista, sinceramente, me cae bien, pero muerto. Hizo un pacto con algún demonio para estar cerca de mi hermana, protegerla, seguro hizo lo posible por ser su "Ángel guardián", sé que muchas veces dije que era escéptico ante esto pero cuando eres un Aishi, todo es posible, todo existe, todo es peligroso.

— Seguro te protegía, deberías agradecerle, tonta.

 — ¿Me crees? —por primera vez, en mucho tiempo para mí, su brillo volvió. Ella necesita alguien que la apoyara, que le creyera. Asentí.— Eso haré, gracias Yannie —ese apodo... No me lo había dicho en mucho tiempo, desde que tenía doce, creo.

***

Narra Ryoba.

— ¿Cómo está tu padre?  —le sonreí con cinismo acariciando su cabello, que él apartado de un manotazo.

— Debería preocuparse más por su hijo, acaban de mandarme un mensaje diciendo que esta descargando su ira con gente inocente  —me mostró un video, donde le arrancaba las tripas a un policía. Sonreí orgullosa.

— ¿Y qué vas a hacer? ¿Lo vas a acusar?  —ladeé la cabeza, con una sonrisa "inocente".

— No, no sería incapaz de  arrebatarle ha Ayano su hermano y aléjese de mi padre, estoy enterado de todas sus visitas, mi madre tampoco es que este muy contenta, ella no dudara en ponerle un arma en la frente. 

— No lo dudo  —reí dándole unas palmaditas a su espalda, y volviendo a entrar a la habitación de Ayano con mi esposo. Lo notaba nervioso, temblaba, y solo yo lo notaba. Que hermoso.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora