32 - El pasado de Ryoba Aishi.

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Narradora.

Ayano miró la ventana con aburrimiento, luego de varios días de tortura y llantos se acostumbro a ese lúgubre lugar. Cada cierto tiempo venía Amao para animarla un poco, ya que cada segundo que admiraba sus ojos se veían más vacíos, le preocupó, luego llegaba Midori para recordarle con odio que era una perra y que todo es su culpa, cuando pasaba una hora dejaba de hacer notar su misoginia y especismo, ya que venía Némesis a sacarla a la fuerza.

¡Oh, dulce Midori! 

Tu tiempo se acaba.

Tu madre cada vez más piensa en como acabar contigo, si ahorcarte hasta ver como ya tu pecho no sube y baja o enterrarte un cuchillo en lo más profundo de tu corazón.

¡Oh, dulce Midori!

Tu sacrificio fue en vano.

Némesis era el último en entrar para profesarle su extraño amor, en este momento se encontraba con ella arreglando su cabello, hablándole aún sabiendo que ella no lo escuchaba y no quería escucharlo.

¿Ella qué le dedicaba?

Odio.

¿Ella que sentía por él?

Odio.

¿Él que sentía por ella?

Obsesión disfrazada de amor.

¿De qué sería capaz él?

Arrancarse el corazón en el caso de que ella lo necesitara.

¿Por qué tuvo que juntarse con personas que eran todo menos normal? Se preguntaba mientras su alma pedía a gritos liberación. 

Se preguntaba como estaba su padre, sus amigas, ellos y la persona más importante, su hermano. Nunca quiso a nadie como quería a Yanagi, él nunca fue su verdugo o el villano en esta historia, su único propósito siempre fue protegerla, él más que nadie sabía como era el mundo y más si eres un Aishi.

Familia Aishi.

El pasado los persigue.

La sangre mancha sus manos. 

La obsesión se apoderado de sus corazones.

Familia Aishi, gente poderosa con secretos.

Yanagi miraba cada locación con estrés, ninguno parecía un lugar que utilizaría Megamo para ocultar a su hermanita. Atrás de él se encontraba el pelirrojo que admiraba una fotografía de años que le había robado a Ryoba en las tantas veces que fue a la casa de su amada. La foto estaba recortada, solo se veía Ichirou Saiki y Ryoba Aishi en sus años de juventud, sabía quiénes eran los demás que se encontraban en la foto, el padre de Budo Masuta y dos chicas a parte que se colaron a la foto. 

La historia de los Aishi siempre se repetía, una mujer sin poder sentir algo encontraba a su príncipe azul... Amor enfermizo, sangre, lágrimas y un amor obligado. Así sucedió con Ryoba, pero no contaba con que tendría un pretendiente muy fuerte que casi la hace descarrilarse de su objetivo.

¿Ichirou Saiko? Rey de ensueño, adinerado y guapo, pero frío y calculador, las chicas se sentían tan atraídas pero sabían que no podían acercarse a él, y sentían gran envidia de la peli-negra porque para nadie nunca fue un secreto sobre los sentimientos tenía hacia ella, cualquiera se daría cuenta al ver el brillo que aparecía cuando alguien mencionaban o hacía acto de presencia. 

Ese hombre conocía el grotesco pasado de Ryoba, sin embargo, le daba igual porque su "amor" era muchísimo más fuerte que cualquier cosa, cuando ella cometía un error, él se encargaba de borrarlo y hacer como si nunca nada paso, incluso hacer desaparecer a la familia y todo lo que tuviera que ver con cierta chica. Poco después la chica se dio cuenta, era su perfecta mitad mas no podía estar con él, su corazón ya la pertenecía a otro chico y haría hasta lo inimaginable para tenerlo.

Su primera rival... Un corazón tan puro, incontables sonrisas sacaba y era hermosa, fue hallada muerta en el baño del tercer piso. Su alma no descansa en paz, todo la pureza de su corazón fue reemplazada por un gran odio. Él sabía pero se quedó callado y mandó a eliminar todo lo que pudiera incriminar a su dulce flor. Muchas veces la subestimó, no sabía que hasta su belleza era una gran arma, la utilizó contra él periodista y salió realmente victoriosa. Otra cosa más que lo enamoró.

La gran tensión que tenían era increíble que algunas veces no pudieron aguantar y terminaron besándose con pasión, eran las personas correctas nacidas en las familias incorrectas. Al fin y al cabo sus destinos ya estaban escritos, ya se habían cometido una infinidad de errores y no se podía dar marcha atrás. 

Cada uno hizo su familia, ganaron poder y gran fama ocultando toda esa sangre derramada. Nadie sabía que estos eran grandes amantes luego de varios años, sus cuerpos se anhelaban hasta el punto de querer matar para tenerse cerca. Dos grandes psicópatas enamorados, muy peligroso. La esposa del peliblanco se enteró de la infidelidad hasta unos días antes del ataque hacia Ayano, furiosa le reclamó, su esposo se limitó a mirarla con desdén y hacerle saber cual era su posición. Ella tampoco es alguien normal, incontables veces manchó sus manos de sangre para proteger a su familia.

Locos.

Locos son todos. 

Si veía a Ryoba no dudaría en sacar su pistola y dispararle en el cráneo, descuartizarla y dársela de comer a su esposo mientras sonríe con satisfacción.

Nadie en esta historia es un santo, cada uno tiene su peso muerto en la espalda. 

Por otro lado, Ryoba miraba a la nada con recelo sospechando de donde se encontraba su hija. Sabía quién era la persona que tenía secuestrada a su hija.

"Si yo no pude, sé que tu si podrás."

Jaló su cabello estresada ya, estaba entre la espada y la pared. Miró a su hombre que se encontraba en su lado revisando papeles, buscando algo que le diera alguna pista para hacer caer a los Saikou. Ayano, la niña de sus ojos, lloraba en silencio pensando en como estaría. Conocía lo despiadada que podía ser esa maldita familia. 

Ryoba suspiró, tenía que decidir, ¿Su gran amor negado de años o su hija?

Continuará.

Espero que les guste.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora