28 - Si ella muere, yo muero con ella.

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Narra Megamo.

— ¡Mierda, Shiro llama a una ambulancia!  —corrí hacia Ayano, estaba totalmente pálida y sus respiraciones eran cada vez más lentas. Mi corazón amenazaba con salirse del pecho, por primera vez sentí terror de perder una vida que no era mía.

Hice presión en la herida como él lo había hecho hace tan solo unos segundos.

— Ni sé te ocurra cerrar los ojos, Ayano, no te lo perdonaré  —la amenacé cuando vi su propósito.— Tu hermano... Lucha por tu hermano, carajo, se le acaba el mundo si tu te vas, TÚ eres su mundo.

Vi como apretó sus labios con impotencia, le había logrado dar fuerzas para seguir adelante. Yo sé que ella podría sobrevivir, no es cualquier persona, en alguna parte de ella vive la esencia de Ryoba. A los lejos vi como dos paramédicos se acercaban con una camilla, me estresaba que no se apurarán, si no hacían lo posible por salvarla me encargaría de hacer su vida una mierda.

La subieron a la camilla y comenzaron a hacer su estúpido trabajo mientras corrían a la ambulancia. Me mantuve ahí, quieto, con su sangre en mi uniforme.

— Y para mí, eres todo el universo, niña tonta... 

Susurré con una imperceptible sonrisa, más te vale sobrevivir, no me decepciones. Me di la vuelta encontrándome con los demás del consejo.

— ¿Qué hacemos? —preguntó Akō totalmente serio, igual que los demás. Ese era el verdadero, no la joda esa con sonrisa moja bragas que me estresaba tanto. 

— ¿Tu qué crees?  —pregunté con frialdad.— Búsquenlos, los necesito para ayer.

Al escucharme, regresaron de nuevo al colegio, sabía a donde iban, no se tardarían mucho.

— ¡Joven Saikou!  —escuché el grito del director, bajaba con la ayuda de la consejera con preocupación.— ¿Qué vamos a hacer? Ahora esto, nos van a comer vivos —mordió sus uñas con ansiedad.

— Déjemelo a mí, solo trate de conseguir una rueda de prensa para mañana  —revolví mi cabello, caminando en dirección al auto que me esperaba ya desde hace un rato.

Me adentré y vi al chofer mirar hacia el frente con su cara en alto:— ¿A dónde señor?

— Ve a la residencia Aishi, hay que informarles de algo.

Asintió y puso en marcha el auto.

*** 

Narra Yanagi.

Coloqué los platos sobre la mesa pensativo, Ayano nada que me llamaba y eso me preocupaba de mil maneras, muchos escenarios en mi mente comenzaban a reproducirse. Tenía un mal presentimiento. 

— ¡Mamá!  —la llamé una vez terminé mi labor, limpié mis manos mojados con el desgastado jean que traía.— ¿Ayano no te ha llamado?

— ¡¿Quién?  —preguntó desde la cocina confundida, seguro se gana el premio a la mejor madre del mundo.

—¿Cómo qué "quién"? Te estoy preguntando por tu hija  —contesté con molestia acercándome a la cocina, donde mi madre terminaba de sacar del horno un postre y mi padre, recostado sobre la isla pensativo, sabía que estaba igual que yo.

Mamá me miró por encima del hombro con desdén.

— Ah, no sé  —hizo un ademán restándole importancia el asunto. Apreté mis puños con furia y cogí mi chaqueta dispuesto a ir en busca de mi hermana.— ¿A dónde vas? —frunció el ceño poniendo sus manos en jarra.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora