Abrí mis ojos con lentitud que resultó ser tan doloroso, al acostumbrarme un poco a la oscuridad sentí miedo, ¿Dónde carajos estaba? Esto no estaba ni cerca de ser la habitación del hospital. Me encogí en mi lugar, buscando entre la oscuridad alguna salida, me resultó imposible.
Cálmate, Ayano.
No puedo, tengo miedo.
Yo igual, miedo de perderte pero necesito que te calmes. Respira varias veces, así no podrías encontrar nada.
Obedecí.
Poco a poco mi respiración se fue controlando, en estos momentos agradecía tener una conciencia, era raro hablar conmigo misma, sin embargo, era lo más cercano a una persona que tenía.
¿Estás mejor?
Sí, ¿Dónde estoy?
Eso trato de descifrar pero me estoy haciendo una idea, solo espero que no sea lo que pienso.
¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Sabes qué lugar podría ser? Pero... ¿Por qué yo no me hago una idea de el si se supone que eres mi conciencia?
Fui sacada de mis pensamientos cuando escuché como alguien abría la puerta.
— ¿Qui-quién eres? —mi voz sonó temblorosa, podía ver una figura alta, seguro medía cerca del metro ochenta y cinco. Esperé a que me respondiera, nunca lo hizo, solo se me quedaba viendo.
Un flashback vino a mi mente, de un niño jugando conmigo, gemí de dolor cuando un dolor de cabeza llegó de repente. Y luego, otro y otro hasta que no aguanté más y mi mundo se volvió más negro de lo que ya era.
FLASHBACK.
— ¡Ryu, vamos! —reí jalándolo, la mamá de Osano había traído un trampolín para que todos jugáramos. El se dejó llevar viéndome con un brillo en sus ojos, yo también quería tener ese brillo.
— ¡Hey, apúrense o luego no los dejaré entrar! —nos gritó la hermana menor de Osano.
— ¡Cállate, baka! —le dio un pequeño zape.— Yo doy las ordenes, soy el mayor —hizo un mohín. Reí abrazándolo, el intentó quitarme, sabía que eso lo ponía nervioso.
— ¡Ay! —exclamé haciendo un puchero cuando Ryu me separó del peli-naranja.— Si querías un abrazo solo debes decirlo, Ryu-senpai —abrí mis brazos dispuesta a darle un abrazo, el me miró horrorizado. Ladeé la cabeza confundida y lo abracé, se removió algo incomodo hasta que se acostumbró y acarició mi espalda.
— ¡Bueno, ya! —dijo molesto Osano mirándonos.
Reí, corriendo al trampolín.
FIN DEL FLASHBACK.
Sentí como alguien me movía lentamente, abrí los ojos y me encontré... No, no puede ser... ¿Ryu? El me miraba mientras alumbraba su rostro con una vela, ¿Tanto le costaba prender la luz?
— Ryu —digo sorprendida intentando tocar su rostro, algo me lo impidió, estaba esposada.
— Me reconoces —habló sorprendido. Su voz era gruesa y escalofriante, seguía siendo la misma de cuando era un niño, solo que más varonil.
— Sa-sácame de aquí por favor, no quiero estar —sollocé desesperada.— Quiero a mi hermano, me da miedo estar aquí, estás esposas me lastiman.
— No puedo sacarte pero puedo quitarte las esposas —respondió con tristeza, dejó la vela en un escritorio que pude visualizar. Vi como sacaba algo de su bolsillo, una llave.
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¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]
Random- ¡Buenos días! - saludó con alegría. Su dulce voz me tranquilizó, sus hermosos ojos grises me llevaron a un mundo diferente y su encantadora sonrisa me enamoró. Solo la deseo para mí, ella es la chica de mis sueños, mi perdición, mi luz en la oscur...