6 - La pequeña Aya-chan.

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Una pequeña niña se encontraba jugando con sus muñecas, el viento golpeaba suavemente su rostro. Se veía realmente feliz, a pesar de que sus ojos parecieran estar... Vacíos como los de su madre. La pequeña Aya-chan tenía siete años en ese entonces, una niña que estaba llena de vida y lo seguía estando. Su sonrisa era capaz de alegrar el día de muchos, era tan bella, tan pura, tan alegre... Parecía ser irreal esa niña, ¿Cómo podía existir tan belleza y pureza en una niña?

Una dulce voz llamó a la pequeña Aya-chan... Ryoba Aishi, corrió a su madre con alegría. La mayor la esperaba con una pequeña sonrisa, tomó la mano de la joven y la guío a la cocina. 

— ¿Le harías un favor a tu madre? —le preguntó a la pequeña, se agachó hasta la altura de ella y le sonrió con dulzura. Asintió repetidamente, era una niña muy obediente.— Limpia por favor la mesa —señaló la hermosa y buen cuidada mesa, encima de ella se podía notar unas pequeñas gotas de sangre.

La pequeña Aya-chan tomó un pequeño trapo ya desgastado, lo roció con un poco de agua y alcohol. Siempre veía a su madre limpiar todo con agua y alcohol. Pasó el trapo por las manchas de sangre y limpió con cuidado, luego limpió el trapo deshaciéndose de las manches que habían quedado impregnadas en este. La Aishi mayor miro complacida a la pequeña por su buen trabajo.

Ryoba necesita formar a otra asesina en su familia, una generación de mujeres asesinas luchando por el amor de su senpai. Pero ahora no solo eran todas mujeres, Ryoba había concebido un hijo primero con los mismos deseos de asesinar, al principio quiso acabar con su vida... Pero luego vio los extraños comportamientos que presentaba el niño, iguales a los de ella. Se sentía orgullosa de él. Aun así... estaba frustrada de que Ayano no mostrará ni una sola señal de psicopatía, era una niña tan inocente y amable, era tan parecida a su padre.

Tendría que idear un plan para convertirla en una asesina, debía seguir el linaje de asesinos.

Las Aishi eran caracterizadas por tener una belleza increíble, por también por ser tan mentirosas y tan sádicas... Nunca perdieron una guerra, jamás perderían contra alguien, primero su orgullo ante todo. Pobre del que fuera capaz de retarlas.


Era tan delicada a la hora de hablar, tan elegante a la hora de caminar pero tan mentirosa, a la hora de confesar.


Así siempre fue el linaje Aishi pero todo cambio con la llegada de ella...

— Ayano, cariño — la llamó con sutileza. Tomó el cuchillo que reposaba sobre la isla y una pequeña risa diabólica se escapo de sus labios. La menor palideció, comenzó a tener miedo, jamás había visto a su madre reírse de esa forma ni mucho menos verla con esa expresión tan extraña y desconocida para ella. La pequeña se sentía en peligro.— necesito que me acompañes a hacer algo—haría lo que fuera por convertirla en una asesina.

 — Puedo hacerlo yo, madre—la fuerte voz de Yanagi se escuchó por toda la cocina,  la alejó de la matriarca. Él sabía las intensiones de su madre, y no dejaría que que su hermanita se convirtiera en un monstruo. A su edad de nueve años ya era capaz de torturar y asesinar.

Su instinto asesino comenzó cuando tenía tan solo cinco años, empezó torturando animales. Ryoba se dio cuenta rápidamente y se sintió feliz. Luego, paso a mayores, cuando tenía siete años asesino a un niño porque molestaba a su hermana, se prometió proteger a su hermana de cualquiera e incluso de las garras de su madre.

— Yanagi, cariño— se acercó a él a paso amenazante sin quitar su sonrisa afable.— yo necesito ayuda de ella, no de TI.

—Se puede lastimar, prefiero ayudarte yo—dijo desafiante, una guerra de miradas se había formado entre ellos dos, ninguno de los dos estaba dispuesto a perder.

La pequeña Ayano veía esta escena confundida y aún un poco asustada. No entendía nada de lo que pasaba, ¿Por qué se hablaban en ese tono? ¿Por qué se miraban de esa forma? ¿Por qué su madre se había reído así? Un montón de preguntas comenzaba a hacerse.

Se distrajo cuando vio la puerta abrirse, era su padre. Una sonrisa ilumino su rostro y corrió hacia él.

— ¡Papi!— se lanzó a sus brazos y este la recibió gustoso.— te extrañé mucho.

— Yo igual, mi muñequita—le dio un beso en la frente y se fue con ella en brazos, hacia la cocina donde se encontraban los otros dos azabaches.— ¿Por qué se miran de esa manera?—preguntó confundido, una pequeña alerta su cabeza le había dado, temía por la vida de sus dos hijos.

Los dos al instante voltearon al escuchar su voz, se les había olvidado por completo su guerra de miradas. Volvieron a su postura normal y Ryoba se acercó a su esposo feliz, para darle un beso.

Luego se encargaría de la pequeña Aya-chan...

Continuará.

Holaaaaaaaa :D

Un poco de la vida de Ayano u,u.

Lindo día o noche.



¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora