23 - ¡Quiero tener una cita contigo!

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Narra el Desconocido.

Limpié los residuos de sangre que quedaba en su rostro, hoy me había pasado un poco pero eso serviría para mañana. Estaba ansioso por ver la cara que pondría mi dulce princesa. Mañana sería su héroe, su príncipe, seríamos la pareja perfecta y no dejaría que nadie me arrebatara su atención.

— Espero que no te moleste que se haya excedido tu sesión de tortura —palmeé el hombro del karateca.— ¿Sin rencores, cierto? —solté una carcajada para luego ponerme serio y abofetearlo.— Recuerda lo que debes de hacer, hijo de perra —jalé su cabello hasta el punto que me mirara.— ¡¿Lo recuerdas?!

Asintió lentamente, con desinterés. En estos momentos Budo se encontraba vacío, sabía que él quería acabar con su vida luego de esto, sería muy divertido verlo. Sangre derramada... Suena tan tentador.

— ¿Te sigue gustando Ayano?

Asintió de nuevo, con la misma y casi nula energía. 

Eso me hizo enfurecer. Agarré el alicate que se encontraba reposando sobre la mesa y tomé su mano: — Esto es para que entiendas que ella es solo mía y a la única persona que le puede gustar es A Mí —con esa furia arranqué una de sus uñas, sonreí satisfecho y seguí arrancándolas, mientras lo maltrataba de manera psicológica. 

Podía ver el dolor en sus ojos, pero se negaba a emitir algún sonido, me jodía ver como se mantenía "fuerte" a pesar de todo.

— Ya es suficiente, mira sus manos, están llenas de su sangre, ¿Feliz? —habló el pelinegro fastidiado.— recuerda que debes de ir a clase, no la hagas es...perar.

Pensé por un momento, si llegaba temprano podría acaparar toda su atención y que no tuviese tiempo ni de pensar en esos idiotas.

— Has que laven al karateca y que vaya a clases como siempre  —di la orden y tomé mi mochila para luego salir de la casa, ignorando los llamados de mi madre. Ella junto a mi padre sabían todo lo que estaba haciendo sin embargo no se interponían en hacerme parar.

Mi padre se sentía orgulloso, si él no pudo yo si podré. La escuela quedaba realmente cerca así que no me preocupe por la hora. Al llegar la vi ahí... Sonriendo y saludando a todos. Hoy se veía muy enérgica. 

—¡Buenos días!—saludó con alegría.

Su dulce voz me tranquilizó, sus hermosos ojos grises me llevaron a un mundo diferente y su encantadora sonrisa me enamoró.

Solo la deseo para mí, ella es la chica de mis sueños, mi perdición... mi luz en la oscuridad.

¡ELLA ES MÍA!

Apreté mis puños, conteniendo las ganas de sacarla de ahí y besarla hasta que se me acabe el aire. Iba acercarme a ella hasta que vi como el ocultista se lanzó hacia ella y le dio un fuerte abrazo. 

Todos nos sorprendimos... Oko Ruto, el rarito e introvertido chico de la escuela dando la iniciativa para abrazar a alguien, realmente raro. Debía hacer algo, estaba realmente rojo de la furia.

Luego se acercó la miniatura de Yamada a separarlos, ¡Bien hecho-, la abrazo ahora él.

Mensaje nuevo.

Info-kun.

Entiendo como te sientes y es mejor que comiences a actuar, pueden quitarnos a nuestra amada Yan-chan.

¿Nuestra? Querrás decir mí Yan-chan.

No dejaré que te quedes con ella, bastardo.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora