11 - Protegida por el delincuente.

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Maratón 3/3

— Pasen tontitos, no se queden parados —entramos cumpliendo su petición algo cohibidos y cerró la puerta.— Ayano ahorita se encuentra un poco mal pero pueden entrar a su habitación. Estoy haciendo la merienda cuando termine los llamo—sonrió y se fue a la cocina. 

Todos fuimos a su habitación menos Yanagi, era entendible, hace diez meses que no veía a sus padres, les hacía falta.

Narra Yanagi.

— ¿Tan pronto regresaste? Se suponía que venías la otra semana —dije molesto.

— Esa no es forma de tratar a tu madre, señorito —puso sus manos en jarra y me miró con el ceño fruncido, luego lo suavizo y me abrazo mientras daba pequeños besos en mi mejilla. Me aparté lentamente. 

— ¿Cómo esta Ayano? —pregunté sin aparta la mirada de cada uno de los movimientos que hacía.

— Tiene un poco de fiebre y esta resfriada, llamé hace poco al instituto para dar la razón de su ausencia —dijo muy poco interesada, como siempre. Siguió cortando los tomates.—  Ve con ella y por cierto, tu padre llega más tarde.

Asentí yendo a la habitación, al entrar la vi sentada sobre la cama platicando con los demás. 

— ¿Cómo te sientes, niña? —pregunté mientras acariciaba su mejilla, suave.

— Bien, supongo —su voz sonó un poco débil y triste. La Ayano que había en frente de mi era completamente distinta a la que conocía. Mi hermanita era testaruda, con la frente siempre en alto, inteligente y una linda sonrisa la acompañaba... Pero esta Ayano con ojeras, cabizbaja y triste no era mi hermana, eso estrujaba mi corazón.— ¿Sucede algo onii-chan?

— E-ehh no, nada. Saldré un momento —salí al patio, saque de mi bolsillo un cigarro y lo encendí sin perder un segundo, necesitaba furmar urgente, lo hacía cuando me sentía estresado, rara vez pasaba.

— ¿Qué te dije sobre fumar, Yan? —dijo mi padre sacando el cigarrillo de mi boca, terminó por pisarlo y darme una mirada reprobatoria.— Eso daña tus pulmones, no lo vuelvas a hacer—repitió por décima cuarta vez.

Dio unas palmadas a mi hombro con cariño. Entramos de nuevo a la casa, todos excepto nosotros ya se encontraban en el comedor. Nos sentamos sin decir una palabra y comenzamos a comer, no pude evitar irritarme cuando escuché los halagos que mis amigos le hacían a mamá por su comida. No podía negarlo, mamá cocinaba de maravilla aunque me jodía que fuese tan hipócrita sonriendo dulcemente y gradeciendo mientras que en su mente seguramente pensaba como degollarlos. 

Sabía que con la vuelta de mis padres todo se iba a complicar y yo tendría que evitar que hicieran cualquier locura. Más de por parte de mi madre, ella escondía oscuros planes que estaba tratando de descubrir.

***

Narra Ayano.

Hoy ya era viernes y agradecía que lo fuera, necesitaba un descanso. Ya me encontraba mejor, me sentía renovada. Muchos se me quedaron viendo cuando entré a la escuela, algunos asombrados, otros felices y los pocos no les interesaba, supongo que se habían enterado que estaba enferma. Algunos se acercaron a preguntarme como estaba y demás, muy poco me interesaba responder pero debía hacerlo por educación.

Me senté en mi asiento y revisé un rato mis redes sociales, en especial instagram. Había nuevas publicaciones, una en especial... La del pelimorado, había subido una foto mía donde me encontraba distraída. Rápidamente revisé los comentarios muchos eran de chicas celosas, otros halagándome y preguntando si era su novia. Kizano-kun respondía los mensajes con un emoji de silencio. Rodé los ojos y tomé una pequeña siesta en lo que iniciaba la clase.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora