El Zhukulento Lobo Negro Solitario Es Mío

[Capítulo 109]

¡Jadear! ¿No me parezco más a un fantasma errante? ¿Debería al menos haberme atado el pelo? Lo siento por tus ojos ...

- Espero que no la atrapen ... ¡Ah!

Abrí la boca mientras me dejaba llevar por ese pensamiento, solo para terminar con un grito horrible. Fue por Jennette que corrió hacia mí.

- Princesa...! ¿De verdad eres tú?

Me sentí un poco avergonzado después de mirar sus ojos dudosos temblando de emoción.

Kek. Ella no está comprobando si en realidad soy un fantasma o no, ¿verdad? ¡Ella simplemente se abalanzó sobre mí! Je. A veces actúa antes de pensar.

- Si, soy yo. De verdad.

Sus ojos comenzaron a temblar incluso más que antes. Su mano tembló cuando agarró mi brazo.

¡Uhh, espera! ¿Por qué tus ojos se llenan de lágrimas? No vas a llorar, ¿verdad? ¿Eh? ¡Por favor no lo hagas!

- ¡Oh, princesa ...!

"¡ Ahoga...! "

Pero ella comenzó a llorar de todos modos. Hice otro ruido aterrador cuando Jennette abrazó mi cintura con todas sus fuerzas.

¡Aah! ¡Creo que acabas de cruzar la línea! A pesar de que tuvimos fiestas de té juntos y nos enviamos cartas, ¿no es este un gran salto de lo que se supone que debemos ser?

Uf, debo haber bajado la guardia. No es que no me guste, pero es extraño. ¡Mira mis manos no saben qué hacer!

- Yo ... pensé ...

Entré en pánico por tener a Jennette abrazándome, así que no pude hacer nada. Tenía mis manos detrás de su espalda pero luego miré hacia abajo para verla sollozar.

- Pensé que nunca te volvería a ver... Sollozo.

Me estremecí por un segundo.

- Escuché que de repente desapareciste del Palacio ...

- ...

- Pensé que no te volvería a ver nunca más ...

- ...

- Estaba tan asustado ... sollozo ... sollozo ... así que yo ...

Se estaba ahogando tanto en sus lágrimas que ni siquiera yo podía entender lo que estaba diciendo.

Me abrazó con fuerza como si fuera a desaparecer de repente y lloró.

- Eugh, sollozo ... 

La miré y le di unas palmaditas mientras dejaba escapar un pequeño suspiro.

Pat, Pat.

Ella comenzó a llorar más libremente mientras le palmeaba la espalda. Sus sollozos intermitentes golpearon mis tímpanos y se desvanecieron en el aire fresco de la noche.

- Sollozo ... 

Me atreví a pensar que la persona frente a mí era pobre y estaba desesperada.

Si te ríes de mí por no conocerme a mí mismo antes de preocuparte por los demás, entonces no tengo nada que decir. También sabía que era una tontería por mi parte sentir empatía por una persona que podría ponerme una daga en la espalda.

Pero la Jennette de catorce años que me sostenía como si yo fuera su última gota de esperanza me dio un nudo en la garganta.

Según las noticias que logré reunir, la Sra. Rosaría se involucró en un incidente de caída de rocas, resultó gravemente herida y falleció hace unos días.