El Zhukulento Lobo Negro Solitario Es Mío

[Capítulo 133]

- ¿Qué? ¿Jugando a las casitas ?

- Sí, jugando a las casitas.

Fue solo un segundo cuando parpadeé.

El susurro en mi oído, "Sí, jugando a las casitas", de alguna manera se sintió más bajo y más grueso que antes, y al mismo tiempo, el niño frente a mí se había convertido en un adulto. Pude ver los ojos rojos y bajos mirándome en silencio.

En ese mismo momento, suspire.

Hwaak.

Cuando perdí la compostura, el poder mágico se disipó en un instante y la luz que brillaba en el techo desapareció de inmediato.

¡Oh! Estaba malhumorado y levanté la parte superior de mi cuerpo reflexivamente.

- ¡Usted! ¿No le dije que no hiciera esto antes...? 

Eh, ¿por qué estoy usando honoríficos? ¿Quiere decir que no puedo estar tan cómoda como antes cuando miro al Lucas adulto?

La habitación de repente se oscureció y no pude ver a nadie a mi lado, pero fue una suerte para mí. Lucas no podrá ver mi rostro avergonzado.

Una voz somnolienta fluyó en la oscuridad.

- Porque pareces demasiado indefenso.

De repente, sentí un calor rozándome la muñeca y me sobresalte. 

- No quieres tocarme.

Su poder no era tan fuerte, pero no era tan débil como para poder deshacerme de él rápidamente. Así que, al final, no tuve más remedio que volver a acostarme en la cama.

Aunque estaba oscuro, pude ver que Lucas estaba muy cerca.

Ugh. Vamos a calmarnos. Este es Lucas. Sí, parece un poco mayor, ¡pero es Lucas! Traté de abrir la boca con calma.

- No creo que sea a alguien que entra y sale de mi habitación día y noche.

- Porque solo eres consciente de mí cuando hago esto de todos modos.

Escuché una risa que se desmoronaba en mi oído. Oh, pero es raro. ¿Por qué estoy nervioso? Me estoy volviendo loco porque me hacen cosquillas en los oídos por la voz que suena...

- Sabes lo suficiente ahora que no soy un niño.

Entonces, de repente, el calor apretó mi piel y me asombré.

¿Que?, espera un minuto. ¿Por qué tocas mi muñeca de manera tan extraña? Lucas sostenía mi muñeca. Sin embargo, debido a que sus dedos se deslizaron sobre mi piel, comencé a estremecerme sin saberlo porque me hacía cosquillas.

- Oh, ¿nuestra princesa no tiene muy buena memoria?

Ah, ¿Lucas? ¿No parece que tú y yo estamos demasiado cerca? ¿No podrías continuar hablando desde allá ...? Además, ¿aplicaste miel en tus cuerdas vocales? La voz que susurra es tan, tan ... 

- ¿Debería recordártelo una vez al día?

- ...

- ¿Te gustaría que hiciera eso?

Mis dedos de los pies se estremecieron ante la voz baja que fluía a través de mis tímpanos. Estaba acostumbrado a los ojos que se habían adaptado a la oscuridad, pero se reflejaba la forma de un extraño.

Ni siquiera podía respirar y miré a Lucas mirándome desde arriba.

Pero el aire tenso se rompió al momento siguiente.