[Capítulo 130]

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De alguna manera, su brazo izquierdo estaba meticulosamente envuelto en un vendaje blanco desde el codo hasta la muñeca. Predecía que tal vez esta fue la razón por la que Ezekiel y Zenit se perdieron mi baile de cumpleaños ayer.

- Esto...¿Es un sueño o una ilusión?

- Ezekiel...

Lentamente abrí la boca y susurre el nombre de la persona que estaba frente a mi.

- O tal vez... 

La expresión de Ezekiel cambió ligeramente cuando una voz tranquila salió de mis labios.

- ¿Es real?

Pensando en "¿Se vera de esta forma el rostro de una muñeca nacida bajo la bendición de la Diosa?" Ezekiel solo entonces comenzó a moverse hacia mí como si hubiera comprendido de que yo no era producto de un sueño ni una fantasía.

- Estoy... 

Y finalmente, una voz se atascó a unos pasos de distancia, mis dedos se estremecieron.

- Quiero tocarte.

El rostro al que me enfrentaba parecía de alguna manera doloroso, así que no pude decir nada.

- Pero no sé cómo hacer eso.

- ... 

- Sigo pensando que si cierro los ojos y los abro, desaparecerás ahora mismo ... 

Una voz de autoayuda fue sacudida por el viento y revoloteó en mis oídos y desapareció.

- Nunca pensé que podría tener un corazón tan afligido.

Ahora Kiel.

No, Ezekiel Alpheus.

¿Cuál fue la sensación que sentí en el momento que el protagonista del libro susurró con voz cálida como si confesara su corazón?

- Piense en esta reunión como un sueño de mediodía.

Lo miré por un rato, luego lentamente abrí la boca. Con la voz fluyendo de mí, Ezekiel cambió su expresión como si le estuviera clavado una daga afilada.

- Acabas de decir que esto es real.

- De ahora en adelante, ya no.

- ¿Desaparecerás frente a mí de nuevo?

Ezekiel cerró la boca con firmeza durante un rato, como si reprimiera algo que no podía soportar, y finalmente susurro con voz vacía.

- Hoy, ¿por qué viniste a verme?

Yo no respondí.

- ¿No es la misma razón por la que vine aquí hasta ahora?

Pétalos como copos de nieve revolotearon a mi alrededor. No dije nada, solo lo mire en silencio junto a la persona que estaba frente mi.

- Si es así, por favor permítame ir a por usted ahora.

Después de un susurro bajo, Ezekiel camino hacia mí. Pétalos blancos y hojas de hierba verde amarillo se frotaban contra las piernas de Ezekiel, desprendiendo un aroma suave.

Pronto una sombra cayó ante mis ojos. En lugar del brazo izquierdo vendado, su mano derecha me alcanzó. Finalmente, cuando las yemas de los dedos de Ezekiel me alcanzaron...

¡Hwaahak!

- ¿Interrumpo algo?

De repente, una voz fría atravesó mi tímpano. Repentinamente volví a mi habitación en lugar del jardín de flores mezclado con el olor a hierba.

El Zhukulento Lobo Negro Solitario Es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora