El Zhukulento Lobo Negro Solitario Es Mío

[Capítulo 118]

Originalmente iba a aparecer en el desfile real durante la Celebración de la Fundación, pero era un fugitivo que huía entonces... Tos Tos.

De todos modos, estaba tratando de calmarme detrás de la cortina con toda la ropa elegante y el maquillaje.

Este palacio no se usa con tanta frecuencia, así que no he estado aquí, pero al mirar fuera de la terraza en el piso superior, se podía ver la plaza directamente.

Y estoy justo detrás de la cortina de la terraza. ¡Dios, todo el ruido que viene del exterior me está poniendo aún más nervioso!

- Son solo unos pocos movimientos de la mano, ¿es tan difícil?

Claude me miró decepcionado, aparentemente porque no podía entender mi nerviosismo. ¡Verlo sonreír de esa manera realmente me da ganas de hacer esto ahora!

- Es la hora.

Cuando el sirviente levantó las cortinas, Claude salió a la terraza.

- ¡Guaaau!

Los gritos entusiastas de la multitud llenaron toda la plaza. Whoo-hoo, mira esas reacciones. La gente no ve demasiado a la realeza con sus propios ojos, como en la celebración de la fundación.

Además de eso, Claude lucía aún más rudo hoy. ¿Cómo ondea tan elegantemente su capa? No fue así cuando me lo probé antes. Sus hombros estaban incluso caídos por la pesada tela de la que estaba hecha la capa.

- Su Alteza.

¡Dios mío, es mi turno! Eventualmente tuve que seguir adelante debido a la urgencia de detrás.

Yo ... debería sonreír, ¿verdad? La mirada solemne y severa de Claude no me sentaba bien de todos modos y sería realmente incómodo vernos a los dos ni siquiera riendo.

- ¿Qué estás haciendo?

Estaba ... umm ... ¡jugando a la etiqueta congelada para un jugador! Quiero decir ... ¡mis pies simplemente se negaron a moverse por un segundo! Puede que estés acostumbrado a estas cosas, pero obviamente yo no, ¡sabes!

- Pareces un bebé que ni siquiera ha aprendido a caminar todavía.

Jajaja, qué alentador, papá.

Claude chasqueó su lengua hacia mí, quien todavía no podía entrar a la terraza. Luego me ofreció su mano.

- Toma mi mano.

¿Por qué ... por qué esto me recuerda a la debutante? Solía ​​decirme mucho eso en ese entonces ... ¿Estás seguro de que perdiste tus recuerdos?

Sollozo... ¿Podría ser que la memoria y las características innatas están separadas... Eso es un poco deprimente, no es...?

Le hice un puchero a su mano, pero terminé tomándola de todos modos.

- Vamos, sonríe.

Cuando salí, la multitud masiva en la plaza llenó mis ojos.

Claude susurró mientras yo, sin saberlo, ponía una cara rígida. ¡Vaya, debo sonreír! Incómodamente agité mi mano con una sonrisa algo antinatural en mi rostro.

En el momento exacto, la multitud lanzó un aplauso ensordecedor.

- ¡¡UWAAAAAA !!

- ¡¡Mire aquí, alteza !! ¡¡Por favor!!

- ¡¡Viva Obelia !!

- ¡Larga vida al emperador! ¡Viva la princesa Atanasia!

¡Santo cielo!