[Capítulo 157]

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Los ojos de Zenit se abrieron un poco ante la voz extremadamente seca. Quizás fue porque las personas a su alrededor fueron amables con ella desde hace un tiempo, la reacción que enfrentó fue desconocida.

Además, ¿esta persona tenia originalmente esa mirada? Frente a la princesa, parecía un poco más fácil de tratar...

- Oh lo siento. Porque la princesa lo llama así yo...

- No eres la princesa.

En ese momento, Zenit perdió sus palabras.

En el momento en que la miró con sus ojos rojos, se sintió herida sin saberlo. Unos ojos horriblemente insensibles se volvieron hacia ella, la miraba como si se hubiera vuelto menos que una piedra tirada al costado del camino.

Pensó que quizás era porque el lenguaje informal le sentaba mejor que el discurso cortés que usaban los nobles frente a ella. Así que por eso, ni siquiera se atrevía a cuestionar la rudeza del momento.

Pero de repente, el rostro que la enfrentaba frunció el ceño.

- Sigue siendo desagradablemente.

- ¿Si?

- Nada.

Se giró con un toque molesto, como si limpiara los insectos o el polvo que volaba alrededor de su cuerpo. Lucas se dio la vuelta y continuo su camino desde el escalón donde se había detenido.

Zenit lo siguió con la mirada por un momento y luego se fue.

Extraño. ¿Por qué ese mago me trata así?

Todos se han vuelto amables conmigo. Ahora le agrado a todo el mundo. ¿Por qué esa persona solo es amable con la princesa Atanasia...?

Aquellos pensamientos hicieron que se sintiera confundida.

Después de caminar un rato, Zenit entró al Palacio Zafiro. Miembros de la delegación que se encontraban afuera la vieron y le dieron la bienvenida. Después de un tiempo, Zenit pudo encontrar a los dos chicos que buscaba, gracias a que le dijeron dónde estaban Cabel e Ezekiel.

Un poco deprimida, se acercó a las dos personas que estaban conversando en un rincón del jardín.

- Entonces resulta que era la señorita Magrita a quien se supone que debías proteger.

Tan pronto la voz de Cabel tocó sus oídos, el ritmo de Zenit se detuvo.

- Pero a quien quieres proteger es... 

Cabel, que estaba tratando de terminar sus palabras, cerró la boca ante el pequeño ruido que hizo cosquillas sus oídos.

- ¡Señorita Magrita!

En ese momento, vio a Zenit de pie sobre la hierba y gritó alegremente. Zenit se sintió un poco avergonzada al escuchar inesperadamente la conversación entre los dos. Por supuesto, fue solo una pequeña parte lo que realmente escucho.

- Zenit ¿Qué estas haciendo aquí?

Ezekiel se sorprendió al ver que Zenit estaba aquí. Ninguno de los dos parecía pensar que Zenit acababa de escuchar la conversación que estaban teniendo.

- Es porque Ezekiel está aquí. El tío incluso me permitió venir.

- Mi padre no ha podido rechazar fácilmente tus solicitudes en estos días.

Ezekiel se rió levemente mientras hablaba.

No fueron solo los jóvenes y las señoritas quienes se volvieron amables con Zenit, los trabajadores de la mansión, e incluso el duque Alpheus y su esposa, no podían rechazar sus peticiones.

El Zhukulento Lobo Negro Solitario Es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora