El Zhukulento Lobo Negro Solitario Es Mío

[Historia paralela 17]

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- Que cara más temblorosa. Está bien, muere, muere.

Lucas se sentó en el marco de la ventana y maldijo al hombre frente a él.

El hombre que desapareció como cenizas en la torre donde se había desvanecido la luz del amanecer, de repente estaba vivo y sostenía a un bebé recién nacido en sus brazos.

No, estaba mal decir que estaba vivo de nuevo. ¿Fue solo porque el tiempo había pasado al revés desde que murió?

De hecho, el hombre no tenía un rostro tembloroso como dijo Lucas, quien fue sarcástico. Todo lo contrario, la mirada del hombre, que siempre tenía el rostro seco como si hubiera sido excluido del mundo, estaba empapado de una calidez desconocida.

- Lucas, ¿por qué estás viéndome con esos ojos?

Por ese niño.

- Sí, parece que quieres darle un abrazo.

- A la mierda.

Lucas respondió reflexivamente, sabiendo que su voz era inaudible para él.

El hombre hablaba mientras miraba hacia la puerta, no hacia la ventana donde estaba sentado Lucas. ¿Puedes verlo ahora? Quizás en el pasado, Lucas estaba parado allí.

Después de un rato, el hombre parecía un poco triste y bajó el brazo extendido hacia adelante. Tal vez fue porque Lucas anteriormente, había rechazado la solicitud del hombre de abrazar al niño.

Fue natural. Lucas odiaba terriblemente a ese chico. Y al mismo tiempo, Lucas...

- Oh, ¿estás aquí?

Entonces, una mujer se asomo desde la cocina. Ella también dijo con una sonrisa hacia la puerta donde no había nadie.

-  Estaba preparando la cena. Lucas, si está bien, ven y comamos juntos.

- Cierto, ha pasado un tiempo desde que estuve aquí, así que, ¿por qué no te quedas un poco más?

Pero sin volverse loco, ¿sería capaz de adentrarse en ese paisaje por su cuenta?

Lucas cerró los labios con firmeza ante las tres personas que lo miraban con calidez.

La mujer pronto salió de la habitación con el niño en brazos.

- Lucas.

Entonces el hombre volvió a abrir la boca.

- Como dije antes, eres como mi hijo. Así que en el futuro, siempre ven cuando te apetezca.

La risa se escapó de la boca de Lucas, brillante por la puesta de sol.

El recuerdo que se desarrolló ante sus ojos fue una época en la que Lucas tenía sentimientos más humanos que ahora.

Entonces, los recuerdos y emociones de ese día, lo sacudieron tanto como los siglos de su fallecimiento.

- Oye, déjame decirte algo.

Aun así, mientras recordaba en las memorias de hace mucho tiempo, todavía tenia el corazón lleno.

Lucas se levanto de su asiento en la ventana. Luego se acercó al hombre, quien se quedó quieto mirando fijamente la puerta por donde Lucas se había ido.

- Pensaste en mi como tu hijo, entonces, ¿por qué te desapareciste de esa manera frente a mí?

El hombre que miraba al niño en sus brazos con ojos cálidos, ya no se veía así. Una vez más, miró en silencio el lugar vacío con ojos gastados que parecían haberse apagado con el transcurso de los años.