Capítulo 31

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-¿Cuántas semanas tenes?

Inconscientemente reviso que la puerta esté cerrada antes de si quiera responder algo. Al comprobarlo, suspiro.

-Sie... Ocho semanas. –me corrijo.

Una sonrisa aparece en su rostro hasta que parece que recuerda algo y la borra, aunque no por completo.

-¿Él no...? ¿Thomas no lo sabe?

Aparto mis ojos de su rostro para ver un punto fijo en el piso y niego con mi cabeza.

-Todavía no.

-¿Por qué no? –pregunta.

Puede que debería sentirse una conversación incómoda. Estoy confesándole a la madrastra de Thomas que estoy embarazada y que aún no se lo dije a él, pero está lejos de ser incómodo ya que no está cuestionándome nada, solo parece preocupación.

-Estas semanas fueron... intensas. –respondo simplemente.

Sam sabe por todo lo que estuvimos pasando. Es más, noté la forma en que me veía cada vez que estaba en casa y Thomas me ignoraba, solo que es lo suficiente educada como para no decir nada. Es por eso que ni siquiera se sorprende con mi comentario.

Ella asiente con su cabeza y puedo notar que quiere preguntarme algo, pero no lo hace.

Estoy por pedirle que me diga lo que tenía que decir cuando se me adelanta.

-Dijiste semanas, ¿lo sabes hace mucho?

Suspiro y me dejo caer contra la encimera.

-Hace dos domingos. Quise hablar con Thomas apenas lo supe, pero fue imposible.

Samantha me escucha con atención y a medida que pronuncio una palabra asiente con su cabeza.

-Lo entiendo.

Me encojo de hombros y desvío mi mirada hacia el suelo.

-Y supongo que desde entonces estoy pensando cómo decírselo.

-¿Por qué pensarlo tanto? –pregunta frunciendo el ceño.

-Nunca hablamos de más bebes. –admito levantando mis ojos hacia los suyos. –No tengo idea de cómo va a tomárselo.

-Thomas ama a los niños. –afirma intentando darme ánimos.

-No es eso. –murmuro llevando mis manos a mi cara.

Por supuesto que sé que ama a los niños y que va a estar feliz por el embarazo... eventualmente.

Samantha coloca sus manos en mis muñecas para así retirarlas y poder verme la cara. Su mirada es comprensiva y hasta me da ganas de abrazarla.

Hormonas.

-Hasta hace un tiempo ni siquiera sabíamos si iba a funcionar y sé que él piensa igual que yo. Es demasiado pronto.

-Pronto o no, estas embarazada ahora. –me recuerda intentando no sonreír.

Ruedo los ojos.

-Es solo que necesito tantear el terreno antes de soltárselo así como así. Saber dónde estoy parada. –aclaro.

Asiente con su cabeza.

-Estoy supongo que hoy podría ser ese momento. –suelta como si nada con una sonrisa que no se en que momento apareció, pero me da miedo.

-¡¿Qué?! No. –respondo por instinto separándome de la encimera. -¿Qué vas a decirle? ¿Thomas, siguen gustándote los bebes? Porque ahora tenes dos.

Después de lo que pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora